Por BRUNO ACOSTA
Octubre es un mes que me pone un poco fascista de más. Lo admito. Sabrán
ustedes que es el mes signado por la “Marcha sobre Roma” y por la Fundación de
la Falange. Tengo mis razones.
Siguiendo la prédica de un sacerdote liberal (Oliberal Ravasi, o algo así) decidí comprarme el libro de Laje “La Batalla Cultural”. Era una tarde de sábado aburrida, sepan comprender. Era eso o ponerme a cortar el pasto (el “césped”, que dirían los españoles).
Allí Laje -si es que fue él quien lo escribió, porque está en duda si
verdaderamente escribe sus libros- sostiene, esencialmente, que todos debemos
unirnos: “conservadores, tradicionalistas, liberales clásicos y nacionalistas”.
Una melange, pues, propia de los versos discepoleanos: “igual que en
la vidriera irrespetuosa/ de los cambalaches/ se ha mezclao la vida”. Y que
repugna -mal que le pese a su partenaire Márquez, quien se define como “tomista”-
aquel principio de la filosofía perenne de que en cualquier coyunda entre el
error y la verdad, sufre la verdad. La verdad para ser tal y resplandecer, debe
ser íntegra, sin mácula.
Pero quizás estaba yo demasiado “principista”. Me equivocaba anteponiendo
la teoría a la praxis; el rigor a la “prudencia”; la ética a “la salvación de
la patria”. Estas premisas, defendidas por Márquez, aúnan arcanamente las
figuras de Marx, de Bergoglio y de Maquiavelo. Pero quizás él no lo sepa.
Sigamos. Me pudo el argumento de Laje. ¡La “derecha” sea unida! ¡Juntémonos
para desterrar a los “bolches”! Y es así que, al enterarme de la “Derecha Fest”,
comencé a ahorrar para pagarme la entrada (40 mil pesos argentinos).
“Y yo, con mil sacrificios,
Me la pude al fin comprar.
Mangué amigos y usureros
Y estuve un mes sin fumar”.
Como en ese tango (“Aquel tapado de armiño”), mi abnegación dio resultado y
conseguí el dinero. Con el pasaje en mano, me dirigí al puerto para cruzar el
proverbial “charco” que separa Buenos Aires de Montevideo.
¡Qué expectativa! ¡Qué ansiedad! Escuchar, verbigracia, conferenciar
(con perdón por el barbarismo) a Mamella Fialo, Gabriel Ballerini o al trumpista
Cristian Rodrigo Iturralde (se ve que no se enteró que ahora Trump es abortero)
puede a uno quitarle el sueño. Además, el espectáculo prometía mucho rock
and roll, en su estética y en su música. ¡Qué ganas de hacer “los cuernitos”,
al estilo del primer mandatario israelí (perdón, argentino)!
Y allí fui. Llegué al puerto como cuatro horas antes. Una exageración. Pero estaba “caminando por las paredes”, diría el vulgo.
Ya les comenté que octubre me ponía un poco fascista de más. Para matar el
tiempo, me puse a leer las “Obras Completas” de José Antonio, que había
llevado en el bolso corriendo el riesgo de que la Aduana me las confiscase, por
ser atentatorias contra la democracia.
La prosa del grande español me atrapó. Particularmente, me parecieron conmovedores
sus últimos escritos, al saberse ya condenado a muerte por los rojos. Que alma noble,
la de José Antonio.
¡El barco, el barco!
¡El barco!
Fue tal la avidez de mi lectura, tal mi entusiasmo al leer las páginas del
fundador de la Falange -sólo comparable al ansia que me provocaba estar a poco
tiempo de presenciar la disertación de Miklos Lukacs, por ejemplo- que el barco…
¡se fue!
“Y nadie me dijo nada” -como cantaba el judío oriental Jaime Roos- No me di por
enterado.
Mis ilusiones, derrumbadas cual castillo de naipes.
Las noches de insomnio, vanas.
Las poesías dedicadas a Vanessa Kaiser (que no se entere mi esposa), a la
basura.
Me quedé sin la “Derecha Fest”, “la usina de divulgación de la
ultraderecha” (Página 12 dixit). Lástima que Página 12, evidentemente, no
sabe qué es realmente “la ultraderecha”.
Mas los designios de Dios son insondables, y Su Providencia, infinitamente
sabia. Todo lo que Él hace, lo hace por nuestro bien. Rápidamente comprendí que
no era Su Deseo ni Su Voluntad que yo asistiese a esa cambalachesca “fest”.
Prefirió, más sabiamente, que me embelesara leyendo a José Antonio. Áquel
que denostaba a la par a liberales y a marxistas y que, además, prefería “la
bala marxista a la palmadita derechoide, pues es cien veces mejor morir de bala
que morir de náuseas”. Lo cual refrendó con su Vida y con su Ejemplo.
Allí, en esos Hombres, están nuestros Arquetipos; y no, precisamente, en
estos posmodernos endriagos rockeros, liberales, confusionistas
entre el error y la Verdad.
Excelente
ResponderBorrarMuchas gracias, querido Augusto, por tu público apoyo. Gran abrazo en Cristo y María.
BorrarImpecable camarada !
ResponderBorrar¡Muchas gracias!
BorrarEstuve en el cierre de ese evento, escuche al Laje el último orador, y realmente fue coherente y objetivo, más alla de que uno pueda o no estar de acuerdo en todo; hay que trabajar sobre coincidencias. La Patria demanda
ResponderBorrarM Berro, Frente Patriótico Patoruzú.
Es hora de cerrar filas.
Con el enemigo nunca se puede cerrar filas, y menos tener coincidencia. Ellos quieren la destrucción de la Patria, y nosotros su grandeza.
BorrarUstedes quieren su grandeza, pero sólo parlotean y escriben. Nada más.
BorrarLos que se ponen de acuerdo dejando de lado a la Verdad no son más que otros Judas que vuelven a entregarla para que la crucifiquen y que arruinan cualquier causa justa
BorrarComparto Manuel tu criterio. Existe el mal menor y aquí se puede aplicar. El kirchnerismo dejó un tendal, la situación amerita juntarnos en las coincidencias.
Borrar¡Muy buena y acertada su publicación! Muchísimas gracias...
ResponderBorrarMuchísimas gracias a Ud. por sus palabras. Por otra parte, lo felicito por su blog. Había pensado hace un tiempo en ponerlo entre los ''Sitios de Interés'' de mi revista; este comentario me hizo recordarlo. En cuanto pueda, pues, lo haré. Un abrazo.
BorrarQue bonita y reflexiva narrativa...
ResponderBorrarMuy buena parte final
mejor leer a los referentes de siempre que a los liberchairos.
atte,
Rudy
Muchas gracias, Rudy, por su apoyo de siempre. Gran abrazo.
BorrarArquetipo... Palabra olvidada, porque remite a la defensa de la verdad objetiva. Hoy impera el relativismo moral, y con él, la idea del progreso indefinido y la evolución permanente, dónde justamente los valores que pregona la filosofía perenne, han sido puestos en tela de juicio. El arquetipo, como figura señera que remite a lo mejor de nuestro pasado iberoamericano, donde la tradición hispano- catolica fue la "forma mentis" de nuestra cultura, ha quedado relegado, y ha sido reemplazado por los valores propios de una cultura desacralizada e inmanentista, razón de nuestra tenebrosa e indetenible decadencia como civilización.
ResponderBorrarUna educación sin arquetipos, es la vía segura para manipular y pervertir la mente, corromper el alma humana, y destruir el orden y la paz social de nuestros pueblos.
Así, la tan mentada libertad, será tan solo una quimera, y todas las instituciones que conforman nuestro acervo cultural, principalmente la Iglesia y la familia tradicional, coaccionadas, socavadas, y mansilladas, víctimas de un siniestro plan de reingeniería social en curso, que pretende destruir el orden natural y sobrenatural imperante en nuestra sociedad.
Agradezco su comentario, que revela conocimientos hondos en consonancia con la Verdad. Por supuesto, estoy plenamente de acuerdo. Un abrazo.
BorrarCoincido en tus apreciaciones, estimado Bruno. Sorprende la voltereta ideológica que ha dado Iturralde, otrora discípulo de Antonio Caponnetto. Como diría el coronel Seineldín, ese muchacho "perdió la luz, perdió el sol". Te mando un cordial saludo desde Concordia, Entre Ríos.
ResponderBorrarMuchas gracias, Lorenzo, por su comentario. Me alegra que coincida. Iturralde debería, primero, "lavarse la boca con jabón". Es un ordinario. Basta ver su "X". Y esa chabacanería revela un espíritu atolondrado, confundido, desviado. Habiendo conocido la derecha vía, optó por la siniestra. Aunque él se sienta "derechista". Paradojas de los mileístas. Recen por él. Cordial saludo.
BorrarEn relacion a los Iturralde, los Oliveras, diría un ilustre sacerdote: compartimos la biblioteca pero la trinchera
ResponderBorrarPero NO la trinchera, querrá Ud. decir, ¿verdad? Gracias por su comentario.
BorrarDescubrí el blog hace poco: aire puro.
ResponderBorrarExcelente lo suyo, Bruno.
R. Williamson
Gracias, gracias, gracias, muy amable. Fuerte abrazo.
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