Fotomontaje de un sitio web francés. Más que
expresar una realidad, es una expresión de deseos. Si Rusia comprende con
quiénes se ha metido, entonces comprenderá qué papel debe asumir en la
historia.
“Nuestra Señora afirmó que Rusia será el
instrumento del castigo, escogido por el Cielo, para castigar el mundo entero,
si no obtenemos, de antemano, el proceso de conversión de aquel pobre país”.
Hermana Lucía de Fátima
“Tengo la firme confianza que, con la ayuda de
Dios, estará una vez más reservado a la gloriosa fraternidad de nuestras armas
salvar a la sociedad moderna de la ruina segura con que la amenazan los hombres
que, bajo el bello disfraz del progreso, no le preparan sino la vuelta a una
nueva y espantosa barbarie”.
Carta de Francisco José, Emperador de
Austria-Hungría, al Zar Nicolás I,
Abril de 1849.
“Hay un proverbio alemán que reza: ‘Mut verloren,
alles verloren’ [cuando se pierde el coraje, todo está perdido]. Hay otro
latino según el cual la pérdida de la razón es el verdadero heraldo de la
destrucción. Pero, ¿qué le ocurre a una sociedad en que se produce la
intersección de ambas pérdidas, la pérdida del coraje y la pérdida de la razón?
Este es el cuadro que a mi juicio presenta hoy día el Occidente”.
Alexander Solzhenitsyn, Memorias (Coces
al aguijón), Argos,
Barcelona, 1977, pág. 106.
“La guerra defendible es la guerra defensiva”
G. K. Chesterton, Autobiografía, 1936.
Por
FLAVIO MATEOS
Fuente:
“Agenda Fátima”
El 21 de febrero de 2022 quizás sea una fecha
recordada especialmente en el futuro, tal vez inaugure la etapa final de una
caída y el día inicial de un resurgimiento. Es probable, si Rusia sabe lo que
hace y lo que debe hacer lo hace. En nuestra perspectiva, comienza el
cumplimiento de la promesa final de Fátima. El 21 de febrero Rusia decidió
reconocer a las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, en el margen
oriental de Ucrania, una forma inteligente que encontraron los rusos –tanto en
Ucrania como en Rusia- de iniciar al fin la defensa de Rusia contra la agresión
del gobierno ucraniano y el insistente acecho del decadente y desesperado
Occidente, a través de los países miembros de la OTAN.