Fotomontaje de un sitio web francés. Más que expresar una realidad, es una expresión de deseos. Si Rusia comprende con quiénes se ha metido, entonces comprenderá qué papel debe asumir en la historia.
“Nuestra Señora afirmó que Rusia será el
instrumento del castigo, escogido por el Cielo, para castigar el mundo entero,
si no obtenemos, de antemano, el proceso de conversión de aquel pobre país”.
Hermana Lucía de Fátima
“Tengo la firme confianza que, con la ayuda de
Dios, estará una vez más reservado a la gloriosa fraternidad de nuestras armas
salvar a la sociedad moderna de la ruina segura con que la amenazan los hombres
que, bajo el bello disfraz del progreso, no le preparan sino la vuelta a una
nueva y espantosa barbarie”.
Carta de Francisco José, Emperador de
Austria-Hungría, al Zar Nicolás I,
Abril de 1849.
“Hay un proverbio alemán que reza: ‘Mut verloren,
alles verloren’ [cuando se pierde el coraje, todo está perdido]. Hay otro
latino según el cual la pérdida de la razón es el verdadero heraldo de la
destrucción. Pero, ¿qué le ocurre a una sociedad en que se produce la
intersección de ambas pérdidas, la pérdida del coraje y la pérdida de la razón?
Este es el cuadro que a mi juicio presenta hoy día el Occidente”.
Alexander Solzhenitsyn, Memorias (Coces
al aguijón), Argos,
Barcelona, 1977, pág. 106.
“La guerra defendible es la guerra defensiva”
G. K. Chesterton, Autobiografía, 1936.
Por
FLAVIO MATEOS
Fuente:
“Agenda Fátima”
El 21 de febrero de 2022 quizás sea una fecha recordada especialmente en el futuro, tal vez inaugure la etapa final de una caída y el día inicial de un resurgimiento. Es probable, si Rusia sabe lo que hace y lo que debe hacer lo hace. En nuestra perspectiva, comienza el cumplimiento de la promesa final de Fátima. El 21 de febrero Rusia decidió reconocer a las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, en el margen oriental de Ucrania, una forma inteligente que encontraron los rusos –tanto en Ucrania como en Rusia- de iniciar al fin la defensa de Rusia contra la agresión del gobierno ucraniano y el insistente acecho del decadente y desesperado Occidente, a través de los países miembros de la OTAN.
Por esas cosas del destino –que algunos llamamos
Providencia- esa fecha coincide con el aniversario del fallecimiento del gran
pensador contrarrevolucionario católico Joseph de Maistre, en 1821, en tiempos
del zar Alejandro I, quien, digámoslo de paso, inició un acercamiento con la
Iglesia Católica y quien, según la Beata Ana María Taigi, se convirtió al
catolicismo antes de morir. De Maistre estuvo muy vinculado a Rusia ya que pasó
catorce años como embajador en San Petersburgo, y es recordado no sólo por su
obra “Las veladas de San Petersburgo” o las “Consideraciones sobre Francia”
sino también por su libro “Du Pape”. De Maistre era claro: “No hay moral
pública ni carácter nacional sin la religión; no hay religión europea sin el
cristianismo; no hay verdadero cristianismo sin el catolicismo; no hay
catolicismo sin Papa y no hay Papa sin la pertinente primacía”. No hay
dudas que los rusos actuales suscriben la primera parte de tal afirmación, pero
repulsan la segunda. Es lógico ya que ellos están convencidos de ser la Iglesia
de Cristo, y no otra. Cuidado, porque en el camino que han emprendido, puede
que se hallen ante una inesperada sorpresa: la conversión al catolicismo, única
solución que nos sacará del actual estado de frenético desorden mundial. María,
el Papa y Rusia, son los tres protagonistas de esta historia, y cada uno debe
cumplir su parte. María cumple siempre, Rusia puede que haya empezado su camino
de retorno, falta que el Papa con los Obispos hagan su parte. Los
acontecimientos habrán de forzar lo que ahora nos parece “imposible”.
Rusia, país cristiano
La mayoría de las personas de esta desdichada
época, cuando escuchan hablar de Rusia, lo primero que piensan es en
“Comunismo”. Quizás alguno que otro, mejor formado, piense en “Cristianismo”.
Sin embargo, el comunismo duró sólo 70 años y fue un episodio más –sin dudas el
más terrible- de los tantos ocurridos en la larga historia de Rusia. Pero el
Cristianismo está y ha estado allí por más de 1.000 años. Y no ha podido ser
derrotado por el comunismo. Si no se entiende que Rusia es un país cristiano,
nos quedaremos en la superficie de los hechos, tal vez hiper-informados, pero a
la vez, hiper-ignorantes de lo que está pasando.
Vladímir Putin dijo que la conversión de Rusia y
adopción del cristianismo por parte del príncipe Vladímir de Kiev fue “el punto
de partida de la formación y desarrollo del estado ruso, el verdadero
nacimiento espiritual de nuestros antepasados y la determinación de su
identidad. La identidad, el florecimiento de la cultura nacional y la
educación”. De manera tal que siendo el cristianismo la identidad de Rusia, el
gobierno mantiene estrechos lazos con la Iglesia ortodoxa rusa. Eso determina
–con todos los errores habidos y por haber- la política interior y exterior de
la Rusia surgida el 31 de diciembre de 1999, cuando al filo del nuevo milenio,
asumió el gobierno interino Putin. Putin entiende bien lo que decía De
Maistre: “Creo y sé que
ninguna institución humana es durable, si no tiene una base religiosa”
(“Consideraciones sobre Francia”). Rusia tiene como base el cristianismo
ortodoxo que recibió de Bizancio.
El resurgimiento religioso de Rusia es francamente
espectacular. Hagamos un breve repaso, a través de datos estadísticos. Bajo el
régimen soviético el 99% de las iglesias fueron cerradas y millones de
cristianos fueron asesinados. En 1995 el comisionado estatal de Rusia confirmó
la cifra de 200.000 sacerdotes ortodoxos rusos, monjes y monjas asesinados. Tan
sólo el “aperturista” Kruschev eliminó 50.000 sacerdotes. Antes del
derrumbe de la Unión Soviética, existían 67 diócesis en todo su inmenso
territorio. Pero ya en el 2008 había 200 y, de 21 monasterios pasó a haber 620.
De 6.893 parroquias, se han aumentado a 23.000. Mientras Europa occidental
cierra, vende, destruye o convierte las iglesias en bares y discotecas, cuando
no son vandalizadas o quemadas, en Rusia se han construido 28.000
iglesias en los últimos 28 años, lo que equivale a 1.000 por año, o
aproximadamente 3 por día. ¡Todo un récord! En 2014, Putin pidió la
restauración de los monasterios históricos de Chudov (del Milagro) y
Voznesensky (Ascensión) del Kremlin, ambos destruidos por los bolcheviques.
También incentivó el proyecto de reconstrucción de otra iglesia destruida por
los bolcheviques en el Kremlin, lo cual es todo un símbolo de lo que debe ser
la nueva Rusia, enraizada en su fe. Últimamente ha podido verse una magnífica y
bellísima catedral de las Fuerzas Armadas construida en tiempo récord.
Solamente Moscú cuenta con 600 iglesias. ¡Hasta han construido una iglesia en
la Antártida! El 77% de la población se declara hoy cristiano ortodoxo. Hacia
2017, el 80% de los niños en la región de Moscú tomaban un curso de
cristianismo, el curso llamado 'Fundamentos de la cultura
ortodoxa' que es elegido voluntariamente por la gran mayoría de
estudiantes y sus padres. Está claro que, dentro de este panorama,
los católicos son muy pocos.
Más datos:
- Mientras el
gobierno de España planea quitar la gran cruz del Valle de los caídos, el
gobierno de Rusia trabaja en erigir en Vladivostok, en la costa del Pacífico,
allí donde los soviéticos habían planeado erigir una estatua de Lenin, una
estatua de Cristo de 70 metros de altura, más alta que la del Cristo Redentor
de Brasil.
-El día 28 de
julio se celebra oficialmente como el Día de la Cristianización de Rusia.
-La cultura ha
sido ocupada cada vez más por la imagen religiosa. El principal estudio de T.V.
de Rusia exhibe sobre su techo una inmensa imagen del Cristo Pantócrator. ¿Puede
encontrarse algo parecido en Occidente? La impregnación del cristianismo llega
hasta los bancos y los restaurantes. En estos últimos, por ejemplo, hay un
rincón donde un icono de la Theotokos con una vela encendida espera a quien
vaya a rezar antes de tomar su comida. Algunos bancos hacen promociones
ofreciendo de regalo imágenes de la Theotokos. La moneda rusa, el rublo,
presenta en cuatro de los seis billetes en circulación, imágenes de iglesias o
monasterios cristianos. Eso en un país como el nuestro considerado “católico”,
sería prohibido por discriminación. Compárese además con los billetes del dólar
estadounidense, con sus notables símbolos masónicos, que exhiben
orgullosamente. Veamos otro ejemplo y comparemos: “Las vallas publicitarias de
la ciudad de Nueva York promueven la comunidad LGBT mientras Moscú ilustra las
calles con carteles del zar (San) Nicolás. (…) 300 vallas publicitarias con
citas de la correspondencia de Nicolás II y su esposa se colocaron en las
calles de Rusia para "fortalecer los valores familiares". Según un
representante del departamento de la Iglesia, "tiene como objetivo
fortalecer los valores familiares en la sociedad rusa y también comunicar la
verdad sobre la vida de la familia del zar". Las mujeres cristianas
cuentan con tiendas o boutiques de ropa acorde con su religión, esto es,
vestidos femeninos elegantes (nada de pantalones). Respecto de la moral sexual,
un artículo periodístico nos informa que “La Iglesia de la Reina quiere que los
transexuales sean sacerdotes, la Iglesia rusa sugiere que visiten a un
psiquiatra”, en oposición de la Iglesia ortodoxa frente a los anglicanos de Su
Majestad británica.
Por supuesto que la situación allí es harto
compleja, complicada para los católicos y mismo la unidad nacional se sostiene
en una tolerancia hacia las religiones falsas como el islamismo, judaísmo y
budismo, pero no olvidemos que Rusia tiene más de la mitad de su territorio en
Asia, y es una inmensa mezcla de etnias, lenguas y culturas. Ante todo Putin ha
sabido lograr la unidad nacional y la estabilidad de un país extremadamente
complejo. No es poca cosa para quien gobierna la nación más grande del planeta.
Así es que Rusia es hoy el último país que sostiene
públicamente el cristianismo -si bien desde el arraigado cisma-, a diferencia
de los otrora grandes sostenes del catolicismo en Occidente. Nadie puede
afirmar que países como Francia, España, Italia o Argentina (póngase el país
que se quiera, ¡hasta Estados Unidos!) son hoy más cristianos que Rusia. Por el
contrario, han apostatado todos cayendo bajo las garras del liberalismo
protestante y de la revolución comunista que del Este se trasladó hacia el
Oeste, como había anunciado la Virgen en Fátima. Hoy son países anticristianos,
pusilánimes, acobardados, corruptos, que matan o pervierten a sus hijos con las
leyes contranatura, por amor a la sacrosanta “Democracia”. En Estados Unidos
¡hasta se permite adorar al diablo y hay registrada y legalizada una “Iglesia
de Satanás”! Decía hace mucho el Padre Osvaldo Lira: “Es indiscutible que
como Estado u organización política, Rusia, a pesar de vivir la inmensa mayoría
de sus cristianos separados de Roma, era en tiempos de los zares más cristiana
que Francia e Italia, para no nombrar sino a Estados de súbditos católicos;
porque no hay peor forma del odio que la prescindencia o el desconocimiento
afectados y, sobre todo, cuando va unido a la intención encarnizada de destruir
aquello mismo que se aparenta desconocer”. ¿Ahora no ocurre exactamente lo
mismo?
El reputado historiador Alberto Falcionelli,
experto en el tema Rusia, explica en breve el origen cristiano de Rusia, en el
año 988, aunque sus orígenes se remontan a los tiempos del Apóstol Andrés:
“Conversión [del príncipe Vladímir]
evidentemente política cuyos efectos serán decisivos para la historia de Rusia.
En efecto, escribe Stáhlin: "Esta conversión es una circunstancia de
importancia histórica mundial que sobrepasa en mucho la conquista de los
variegos y las influencias normandas venidas del Norte. Si Rusia ha seguido en
general, y desde el principio, otras vías que Occidente, lo debe al hecho de
que no ha recibido el cristianismo de la Roma occidental, sino que lo ha
recibido de la Bizancio oriental, con sus ideales ascéticos cada vez más
fuertemente acentuados, con la transformación cada vez más decidida de la vida
intelectual en el estudio exclusivo de cuestiones y de intereses de iglesia,
con su adormecimiento cada vez más acentuado en la palabra y en la forma, con
su intolerancia, su gobierno y su administración de intrigas y de despotismo,
sus rasgos de crueldad sombría, su servilismo cortesano y su falta de espíritu
caballeresco. Rusia permaneció entonces, para no hablar sino de algunos
elementos capitales del desarrollo de Europa, fuera del movimiento de las
cruzadas como también del desarrollo capitalista de las ciudades que lo siguió,
pues entre Bizancio y ella, Asia y la estepa han venido nuevamente a
interponerse y también porque fue encerrada y circundada del lado de tierra...
El Renacimiento y la Reforma, el gran empuje interior hacia la época moderna,
le fueron por estas razones completamente extraños. Harnack dice de la Iglesia
griega que es una religión natural. Ningún profeta, ningún reformador, ningún
genio ha venido desde el siglo III después de Cristo a turbar la incorporación
de la religión a la historia general. Por ello, en el transcurso del tiempo, se
produjo una fusión entre la Iglesia y el Estado, fusión que sólo la Iglesia
ortodoxa griega podía realizar; en efecto, desde el principio, los sacerdotes griegos
todavía completamente independientes de los príncipes en razón de su origen
extranjero, inculcaban a sus feligreses la idea de que todo poder principesco
viene de Dios. Y tampoco es permitido abrigar la menor duda sobre el hecho de
que esa religión ha dado y sigue dando, a innumerables millones de seres
humanos, una confianza en Dios simple y recta, y un verdadero consuelo en el
sufrimiento, y que enseña un amor fraterno lleno de piedad. No hace mucho, el
conde Keyserling decía que la Rusia del simple campesino era el único país de
la cristiandad que en nuestros días estuviera aún cerca de Dios, y encontraba
al ruso extrañamente semejante al hindú en sus relaciones con el mundo:
"que lo comprende todo igualmente, igualmente hermano de todo el mundo,
igualmente desprovisto de espíritu práctico”, extrañamente semejante sobre todo
en su fervor religioso” [Nota del Autor: Investigaciones recientes, debidas al
barón M. de Taube, establecen, sin embargo, una primera conversión de los rusos
de Kiev, por obra del príncipe Askold, al cristianismo romano. Esta conversión
se situaría entre los años 836 y 882, mientras que la de Vladimir es de 988-989
(M. de Taube: Rome et la Russie avant l’invasion des Tartares, I; Paris, 19 4 8
). 6 C. Stählin: Geschichte Russlands von den Anfängen bis zur Gegenwert (5
tomos); Berlin-Koenigsberg, 1923-1939] (…) La separación total de Rusia de
Occidente y de Bizancio a causa de la invasión tártaro-mongólica, confirmará
estos conceptos y estas actitudes espirituales recibidos con una religión ya
hecha; y en ello reside la causa fundamental del carácter conservador de la
Iglesia ortodoxa como de su falta de espíritu creador en materia teológica y
filosófica”.
(Historia de la Rusia contemporánea,
primera parte, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 1954, P. 110)
Se nos ocurren dos consideraciones, de las tantas
que pueden hacerse, sobre el cristianismo ruso. Primero, el repliegue sobre sí
misma hizo a Rusia particularizar su religión, ajena a la buena doctrina, el
escolasticismo, el magisterio pontificio, aferrándose sobre todo a la liturgia,
lo que además determinó una forma de conducirse en política absolutamente
propia. Segundo, esto último significó una preservación a la vez que de todo lo
bueno que podía darle el catolicismo, una preservación del protestantismo con
sus perversas consecuencias liberales y capitalistas, que hoy desembocan en
Occidente en la más desquiciada contranatura. Los rusos saben bien que cuando
las sectas protestantes empezaron a penetrar los países católicos –e incluso el
mismo Vaticano-, comenzó su disolución y no sólo religiosa, sino también social
y política. Así es como los rusos han repelido esa deletérea invasión
protestante que entre nosotros ya está volviendo protestante a la Iglesia
oficial romana. Sólo cuando a partir de Pedro “el Grande” entraron en Rusia las
ideas iluministas, gnósticas y democráticas de la Francia y la Inglaterra
liberales, entonces esto causó los efectos de una borrachera salvaje, que
culminó en la Revolución bolchevique, una orgía satánica nunca vista. Es decir
que el misticismo y la piedad mal sustentados y desviados, llevaron a una
religión invertida, el contra-cristianismo que significó el comunismo. La
Providencia, que hasta ahí se identificaba con la nación rusa, ahora se llamaba
Revolución, y su Iglesia era el Partido Comunista. Como detrás del comunismo
había sobre todo un problema religioso, sólo volviendo al cristianismo Rusia
podría recuperar su identidad, luego de esa enajenación oprobiosa. Eso fue lo
que ocurrió a partir de la década del ’80 del pasado siglo. Rusia pudo volver
al cristianismo –es decir, a la manifestación pública y oficial del
cristianismo- particularmente porque mantuvo una profunda devoción a la
Santísima Virgen María, y acá no dejamos a un lado que en esto tuvieron que ver
las consagraciones parciales o incompletas de los papas, de Rusia al Corazón
Inmaculado de María. A consagraciones incompletas, conversiones incompletas.
Rusia dejó el comunismo y volvió al cristianismo, pero no dio el paso
definitivo y necesario a la Iglesia Católica (de la cual por otra parte lo
ignora prácticamente todo). No obstante, es claro que la recuperación religiosa
fue de la mano con la recuperación del orgullo patriótico. Esa unión parece
hacer a los rusos invencibles, frente a un Occidente que reniega de sus
orígenes y, por lo tanto, de sí mismo. Los rusos saben por qué pelean, los
occidentales ya no.
¿Rusia
contrarrevolucionaria?
Sí y no. Depende. Depende de las decisiones que con
estos hechos actuales y a partir de ahora, se tomen. Sabemos que hay en Rusia
quintacolumnistas, cruce de intereses, y hasta compromisos que se habían
adquirido con el globalismo, lo que ahora queda puesto en entredicho. ¿Rusia va
a “quemar sus naves”? Está en esa encrucijada, y si no toma las decisiones que
la lleven al éxito, es porque no comprende quién es su enemigo. El diablo que
inició el asalto final para imponer su “Nuevo Orden Mundial” anticristiano, no
se detendrá frente a las negociaciones o la diplomacia, porque ha declarado la
guerra a la humanidad, y sólo Cristo y su brazo armado –consagrado a María-
puede vencerlo. Es a todo o nada.
Explica muy bien Rubén Calderón Bouchet el
pensamiento conservador contrarrevolucionario, a partir sobre todo de Burke,
fundando la doctrina contrarrevolucionaria a partir de las siguientes ideas:
-Las instituciones fundadas en la sola razón duran
poco.
-Un Estado laico carece de fundamento para sostener
la autoridad.
-Las ciencias no pueden hacer la felicidad del
hombre, y el progreso es el resultado de una lenta conquista hecha por el
esfuerzo de muchas generaciones.
Reiteradas veces Putin se ha manifestado y definido
como conservador, ha sabido llevar con lenta paciencia la obra de gobierno,
contra viento y marea. Su genio político se ve una vez más no sólo en lo que
acaba de hacer en Ucrania, sino que ha sabido esperar el momento decisivo,
cuando la propia torpe provocación del enemigo justificó sus pasos. Cuando en
2014, el golpe de estado o “revolución de color” lanzado por Washington
desalojó el régimen pro-ruso de Ucrania e instaló un gobierno títere de la
OTAN, tras la anexión de Crimea –mediante un plebiscito-, Putin fue criticado
por no lanzarse a tomar las regiones hoy convertidas en repúblicas, que
resistían con uñas y dientes a los globalistas occidentales. Hasta Alexander
Dugin –que no es asesor del gobierno, como se lo señala equivocadamente-
entonces criticó duramente a Putin (recibiendo a cambio su expulsión de la
Universidad de Moscú, donde trabajaba). Pues bien, hoy Rusia está mucho mejor
preparada en todos los sentidos para afrontar estas maniobras y, por otra
parte, Estados Unidos está mucho más debilitado. Las sanciones recibidas
entonces le resultaron muy difícil de sobrellevar, en cambio la situación
actual de Rusia es mucho más sólida. El tiempo le ha dado la razón.
Los tres principios arriba enunciados, son negados
por el pensamiento revolucionario, “porque en él predomina una fuerte
predisposición a tomar ficciones por realidades; por ende ese pensamiento
considera a la razón fuente creadora de instituciones y fuerza capaz de imponer
sus decisiones a la misma naturaleza” (Calderón Bouchet). Por el contrario, en
el conservadorismo ruso las instituciones que han sostenido la soberanía patria
a lo largo de la historia se han visto favorecidas y fortalecidas desde el
Estado. Acaso alguien pueda preguntar si no ocurre lo mismo en China, ya que
aparece como un país fortalecido en el marco internacional. Pero esto es falso,
ya que esclavizando a sus ciudadanos, la única “tradición” que sostiene el
Partido Comunista Chino es la suya propia, así el dragón tiene los pies de
barro. El mismo Putin en una de las tantas críticas que hizo a la URSS, señaló
que su debilidad fue enfeudar el Estado y la Nación toda a un partido político,
que cuando cayó hizo colapsar todo lo demás. En China hace años hay fuertes
guerras internas dentro del PCCh, incluso recientemente hubo varias explosiones
cerca de su sede, y a su líder al menos seis veces lo han querido asesinar.
China podría seguir en su momento el derrotero de la URSS, a no ser que antes
quiera utilizársela para tratar de hacer caer a Rusia.
De tal manera que Rusia opone a la utopía
revolucionaria de Occidente y su “Gran Reseteo” igualitarista, un sano
realismo, el sentido común y la fuerza en sus decisiones, para defender su identidad
nacional. Todo esto en una era de “globalismo”, “identidad de género”,
“ecumenismo religioso” y “cosmopolitismo”.
Para seguir con el conservadorismo ruso, “el hombre
alcanza su plenitud en un proceso histórico determinado. Puede decirse sin
paradojas: no existe el hombre, existe el francés, el inglés, el alemán, el
español, etc.; los sistemas políticos son obra de la historia. Un régimen no
puede ser el resultado de la momentánea decisión de una asamblea constituyente.
Hacer tabla rasa del pasado es contrario a la naturaleza. “Las operaciones de
mejoramiento son lentas –asegura Burke- porque se trabaja, no sobre materia
inanimada, sino sobre seres vivientes de los que no se puede alterar
súbitamente el estado, la manera de ser, los hábitos, sin colocarlos en una
situación de miseria” (Calderón Bouchet)
Contra la cultura de la cancelación, la destrucción
de la identidad, el hombre cosmopolita y apátrida (cosas en las que Putin ha
comparado a los actuales EE.UU. con la antigua URSS), Rusia afirma al hombre
ruso, su identidad, su valor. Hoy por hoy, esto es absolutamente
contrarrevolucionario.
Frente a Rusia está la Revolución occidental,
aunque en total decadencia. De Europa se puede decir lo que Burke afirmaba ya
en el siglo XVIII: “El siglo de la caballería ha pasado, se inaugura el de
los sofistas, de los economistas, de los calculadores. La gloria de Europa se
ha extinguido para siempre”. Los quejidos histéricos de la prensa
occidental, los politiqueros y las masas desinformadas, acerca de “la invasión
rusa”, los actos de solidaridad con la pobrecita Ucrania, los llamados a la paz
(¿qué paz? Desde 2014 que en Ucrania no había paz. ¿La paz de los pases
sanitarios, tal vez eso quieren?), muestran el lamentable estado de una Europa
que dejó hace mucho de ser cristiana.
Paz
y guerra
Invasión es una palabra fea, que los medios usan
para inmediatamente condenar a Rusia, que habría agredido gratuitamente a un
país vecino. Pero dos acepciones al menos podemos darle, según el diccionario,
a la palabra: 1) Irrumpir, entrar por la fuerza, 2) Ocupar anormal o
irregularmente un lugar. Cuando Argentina recuperó sus islas Malvinas,
largamente usurpadas por los ingleses, los enemigos decían que Argentina había
invadido las islas. Había entrado por la fuerza, sí, pero a un lugar que le
pertenecía y le habían arrebatado (dejemos de lado la manera y la oportunidad
de hacerlo). Mismo cuando los aliados en la Segunda Guerra, desembarcaron en
Normandía se habló de la invasión de Normandía. Pero la prensa dice que era para
liberar Europa. De modo tal que podemos tranquilamente decir que Rusia entró
por la fuerza (invadió) Ucrania, merced a acuerdos con las nuevas repúblicas
independientes que reconoció, pero para liberar a un territorio que toda la
vida le perteneció, hasta que el gobierno comunista bolchevique inventó la
Ucrania moderna (lo dijo Putin más de una vez), la cual desde 2014 está
extraoficialmente en manos de su enemigo los EE.UU., y donde cientos de miles
de ciudadanos rusos estaban siendo perseguidos y masacrados por el criminal
gobierno al frente del cual funge un depravado comediante devenido político,
llamado Zelenski (de origen judío, se lo ve en videos perversos y también se lo
señala como cocainómano) y como si fuera poco con las amenazas de ingresar a la
OTAN para así poder instalar mejor las bases misilísticas con las cuales podría
atacar a Rusia. Rusia fue puesta en la alternativa de reaccionar ahora o
lamentarlo para siempre. Su propia soberanía y existencia corrían un serio
peligro si Ucrania al fin ingresaba a la OTAN. La de Rusia es una intervención
quirúrgica, que puede terminar muy mal si no se actúa rápido y con firmeza.
Hay que recordar, además, que Ucrania está en el
corazón de Rusia, ya que es allí donde nació, allí donde el príncipe Vladimir
se convirtió al cristianismo. ¿Acaso Rusia puede admitir que lo que fue su cuna
sea convertido en su fosa, y que toda su historia peligre por el prurito de
aparecer como “civilizados”, después de que agotó todas las instancias de
negociaciones y comprobó que sus adversarios no habían cumplido ninguno de los
acuerdos firmados?
Rusia sabe bien quién tiene enfrente. Los
criminales del deep state norteamericano son capaces de
cualquier maniobra, ya fue visto en los atentados de falsa bandera del 11 de
septiembre y la posterior incursión en Irak, más Libia, etc. ¿Rusia podía
permitir que hicieran lo mismo con ella?
Los hipócritas países occidentales, con el “invasor
serial” que son los Estados Unidos a la cabeza, luego de haber declarado una
enmascarada guerra a sus ciudadanos mediante la “pandemia”, y luego de haber
provocado durante años a Rusia, ahora se lamentan por la horrible guerra que
Rusia querría imponerle al mundo. Desde luego el papa Francisco no podía estar
ajeno a estos pedidos de paz. Este domingo 27 de febrero dijo: «¡Silencien las
armas! Dios está con los que hacen la paz, no con los que usan la violencia.
Porque quienes aman la paz, como dice la Constitución italiana, repudian la
guerra como instrumento de agresión contra la libertad de otros pueblos y como
medio de solución de las controversias internacionales». Desde luego estaba
tomando parte una vez más con el globalismo anticristiano del cual es cómplice.
¿Dios no está con los que usan la violencia? ¿Pero habrá leído el papa el
Antiguo Testamento? ¿Habrá escuchado hablar de la Batalla de Lepanto?
Piden paz, pero, nos preguntamos, ¿qué tipo de paz
piden? ¿La paz que da el mundo, una paz injusta, mentirosa, irenista? ¿La paz
que permite matar a los niños no nacidos en el vientre de sus madres, la paz
que mata a los ancianos y enfermos con la eutanasia, la que da “derechos” a los
depravados sexuales, la que mata y enferma con las “vacunas”? ¿La paz del
desfile del orgullo gay? ¿La paz para cerrar las iglesias y los santuarios
católicos? Nosotros ciertamente no le llamamos a eso paz. Y preferimos el
desfile del orgullo ruso al desfile del orgullo LGBT.
Citemos algunos principios que nos trae Santo Tomás
de Aquino, acerca de la guerra y la paz:
Es bueno destruir
la paz fundada en la mala concordia. Promover la discordia
que rompe la concordia causada por la caridad es pecado… Pero provocar la
discordia que destruya la mala concordia, es decir, la que se apoya en mala
voluntad, es loable. En ese sentido fue laudable la disensión introducida por
San Pablo entre quienes estaban concordes en el mal (Hc 23 6-7), ya que el
Señor dice de Sí en Mt 10, 34: No he venido a traer paz, sino la espada (II-II
c37 a1).
La resistencia
legítima no es sedición. No se puede llamar sediciosos a quienes
defienden el bien común resistiendo (al poder injusto), como
tampoco se llama pendenciero a quien se defiende (a sí mismo de un
atacante). El régimen tiránico no es justo… de ahí que la perturbación
de ese régimen no tiene carácter de sedición... El sedicioso es más bien el
tirano (II-II c42 a2).
Los que combaten
con justicia son pacificadores. También los que hacen la guerra justa quieren
la paz. Por eso no están en contra de la (verdadera) paz, sino
contra la paz mala, la que el Señor no vino a traer a la tierra (Mt
10, 34)… se infiere la guerra para conseguir la paz. Sé, pues, pacífico
combatiendo, para que con la victoria aportes la utilidad de la paz a los que
combates (II-II c40 a1).
Por supuesto, los liberales e izquierdistas de todo
pelaje gustan de decir que prefieren “una mala paz a una buena guerra”, y en
general se ha difundido la idea de que toda guerra es injusta. Pasamos de la
“vida” como el valor supremo, a la “paz” como lo más alto que hay. Tanto una
como otra palabra están tergiversadas. Respecto de tema tan grave hacía unas
aclaraciones el Padre Castellani:
“Y la prueba de que ha dejado de ser católico
[nuestro país, la Argentina] es que no se guía ya por los principios
elementales de la moral católica en la producción de los actos más solemnes y
transcendentales de su función rectora; como es eminentemente una declaración
de guerra. Las razones de la famosa proclama del general Farrel cuando
entró triunfalmente en la guerra europea en favor del (que iba ganando) [nota
del blog: por presión yanqui Argentina, que se había mantenido neutral durante
toda la guerra, declaró la guerra a Alemania poco antes de que la contienda
finalizase], Derecho, Progreso y Civilización cristiana, eran, si ustedes
recuerdan, de un amoralismo infantil. Pero las razones verdaderas, que estaban
detrás de la proclama, eran más amorales todavía.
La única razón por la cual una nación puede aceptar
el terrible flagelo de la guerra, es la justicia gravemente violada, con
seguridad y no solo por conjetura, de hecho y no solo potencialmente, en el
presente y no solo en el futuro, respecto de ella misma y no solo respecto de
otras naciones, acerca de las cuales no tiene mandato de tutelaje.
Este principio se puede aceptar, o dejar de
aceptar; pero el que lo deja, diga lo que quiera decir, no es católico.”
(Decíamos ayer, 24 de febrero de 1945)
Las naciones occidentales se llenan la boca con la
palabras Libertad, Democracia, Paz, Sociedad Abierta, y en base a esas palabras
vacías que encubren sus agendas criminales y su amoralismo, pretenden impugnar
y eliminar de la “civilización moderna” a un país que sostiene el patriotismo y
la normalidad –esto es, la ley natural-. Si es como dijo Chesterton que “La
guerra defendible es la guerra defensiva”, pues bien, Rusia ha realizado
acciones a manera de defensa contra un enemigo que estaba aplastando a los
rusos residentes allí, estaba socavando su soberanía y amenazaba llevar al
mundo a una guerra mundial. Putin dijo en estos días: “El bien tiene que
defenderse”. Su guerra es defendible.
¿Rusia
es comunista?
Otra opinión que circula, especialmente en estas
exaltadas tierras de Iberoamérica, es que Rusia “es comunista”. Opinión
absolutamente carente de fundamentos y que sólo circula porque opinar es lo más
fácil que hay. ¿Qué razones se dan para sostener eso? Sólo una. Dicen “Rusia
apoya a Cuba y Venezuela”. Ya está. Un país es comunista si tiene buenas
relaciones con países comunistas. O sea que España, que tuvo muy buenas
relaciones con la Cuba comunista, también habría sido comunista. En fin… Rusia
tiene una estrategia geopolítica muy inteligente. Si Estados Unidos la amenaza
aliándose y colocando bases militares en sus países vecinos, ¿por qué Rusia no
iba a tejer alianzas con países con los que puede servirse estratégicamente
para sus fines? Pragmatismo puro. ¿En dónde entra acá la ideología? Rusia tiene
también excelentes relaciones con Brasil, cuyo actual presidente dista mucho de
ser comunista. ¿Entonces? ¿Quizás los que opinan que Rusia es comunista creen
que ésta debería interferir en las cuestiones internas de los otros países? No
es la manera de actuar de Rusia, a no ser que le convenga a su propia política,
como ocurrió en Siria, e invitado por su presidente. Pero la respuesta de
que Rusia no es comunista no se da por el hecho de que sostenga o no
relaciones con países que son comunistas –por otra parte, ¿acaso sólo Cuba y
Venezuela son comunistas, o lo son también, cada vez más, España, Italia,
Francia, EE.UU. Canadá, Australia y el resto de los países occidentales, aunque
no lo declaren?- sino por su propia política interna. Acá es donde generalmente
los que opinan no se sumergen y no investigan. Entre los tantísimos aspectos
del comunismo, señalemos solamente el primero y más importante: su odio
religioso. Leamos unas pocas declaraciones de sus máximos exponentes, palabras
que fueron trasladadas religiosamente a la acción:
LENIN:
-“Toda idea religiosa, toda idea de
Dios [...] es una abyección indescriptible [...] de la especie más peligrosa,
una epidemia de la especie más abominable. Hay millones de pecados, hechos
asquerosos, actos de violencia y contagios físicos [...] que son menos
peligrosos que la sutil y espiritual idea de Dios engalanada con los ropajes
«ideológicos» más elegantes”.
-“Dios es el enemigo personal de la
sociedad comunista”.
-“Nuestra propaganda comprende
necesariamente la del ateísmo”.
STALIN:
-“No hay neutralidad frente a la
religión. Contra los propagadores de absurdos religiosos, contra los
eclesiásticos que envenenan a las masas, el partido comunista no puede menos
que continuar la guerra”.
-“No lo olvidaremos, no olvidaremos
nunca la enseñanza de nuestro querido Lenin: la religión y el comunismo son
incompatibles tanto teórica como prácticamente. Nuestra tarea es destruir toda
clase de religión y de moral, pues a nuestros ojos solamente es moral lo que es
útil al bolcheviquismo”.
TROYSKY:
-“¿Qué es el hombre? En absoluto se
trata de un ser concluido o armonioso. No, todavía es una criatura enormemente
horrible. El hombre, como un animal, no ha evolucionado siguiendo un plan, sino
espontáneamente, y ha acumulado muchas contradicciones. La cuestión acerca de
cómo educar y regular, de cómo mejorar y completar la construcción física y
espiritual del hombre, es un problema colosal que sólo puede ser concebido
sobre la base del socialismo. Producir una nueva “versión mejorada” del hombre,
ésa es la tarea futura del comunismo”.
Para los revolucionarios la religión
–particularmente la católica, y en Rusia la cristiana ortodoxa, a la cual
persiguieron ferozmente- es un engaño, una ficción, frente a la cual se levanta
la utópica ideología, un gnosticismo que habrá de hacer al “Hombre Nuevo”, en
una sociedad igualitaria.
En palabras del mártir Jordán Bruno Genta: “El Comunismo
es una empresa satánica contra Dios y contra la naturaleza creada y redimida
por el Verbo de Dios. Su objetivo concreto y final es la destrucción de la
Civilización Cristiana; su verdadero móvil, un incurable resentimiento
nihilista”.
De acuerdo a
esta definición, el comunismo está exactamente del otro lado, en Occidente
(como también en China), y no en Rusia.
El gran enemigo del comunismo, Alexander
Solzhenitsyn (1918-2008), que, recordemos, fue galardonado y honrado por el
presidente Putin, que hizo que sus libros se leyesen en las escuelas, dijo
también lo suyo (discurso en la recepción del Premio Templeton, 1984):
“En el pensamiento filosófico y en el
corazón mismo de la psicología de Marx y de Lenin, el odio a Dios
constituye el impulso inicial, previo a todos los proyectos políticos
y económicos. El ateísmo militante no es un detalle, un elemento periférico ni
una consecuencia accesoria de la política comunista: es su eje central. Para
alcanzar su fin diabólico, ella necesita disponer de un pueblo sin religión y
sin patria.
Debe por lo tanto abatir la religión y
la nacionalidad. De hecho, esta doble política los
comunistas la proclaman y la practican abiertamente. La tela de araña de
atentados, tejida últimamente en torno al Papa, nos muestra hasta qué punto el
mundo ateo tiene necesidad de dinamitar la religión; hasta qué punto ésta
parece habérsele quedado atravesada en la garganta”.
El comunismo, como bien explica Solzhenitsyn, debe
abatir la religión y la nacionalidad, para, en cambio, favorecer el
mundialismo. ¿Es esto lo que ha hecho Putin en Rusia? Todo lo contrario, ha
reforzado la religión, la nacionalidad y la familia. Los comunistas destruyeron
iglesias y persiguieron y asesinaron a los religiosos (con excepción de un
pequeño grupo que les era adicto, pero que no tenía influencia en el pueblo creyente).
En la Rusia de Putin se construyen iglesias (mientras en Occidente se
destruyen, profanan, queman o convierten en bares y discotecas) y hasta el
mismo presidente tiene un icono de Cristo y de la Virgen en su despacho (https://www.youtube.com/watch?v=7dwqBVh4qeI). El que tiene un retrato de Lenin en su despacho
es Klaus Schwab https://www.youtube.com/watch?v=EeXjEQW03uY)
Podrá discutirse si quieren lo que lo mueve a esto
(no juzgamos su conciencia), pero no podrá decirse que su política es
comunista, bajo ningún aspecto. Por si hiciera falta en repetidas veces el
mismo Putin dejó en claro que el comunismo era cosa del pasado. Sabe bien que
el comunismo llevó a Rusia al desastre. Putin conoce bien la historia de Rusia.
Otra cuestión prioritaria del comunismo, que por
naturaleza es internacionalista, es -a pesar de haberse servido de ellos en su
momento- abatir el patriotismo o nacionalismo, para poder construir el gobierno
mundial. Un solo testimonio daremos aquí (aportamos muchos más en nuestro
libro): “El 19 de
noviembre de 1937, durante una comida en el hotel Astor de Nueva York, Murray
Butler, uno de los profetas más autorizados del British-Israel, decía a Lord
Cecil: “El comunismo es el instrumento con el cual derribaremos los
gobiernos nacionales en favor de un gobierno mundial, de una policía mundial,
de una moneda mundial”. (Cit. En Le nouvel ordre mundial,
Pierre Virion, p. 28, 1974, Editions Saint-Remi 2012). Ese viejo proyecto
mundialista está siendo llevado adelante hoy. Por lo cual el patriotismo de
Rusia viene a ser un obstáculo –el obstáculo- para el cumplimiento de
ese plan de gobernanza mundial.
Apuntemos
también, para los que acusan a Putin de “sovietizar a Rusia”, este testimonio
de un argentino hijo de rusos blancos que vive hace 25 años en aquel país:
“Totalmente
falso. Si hay un pueblo que conoce en carne propia lo que es un régimen
comunista, ese es el pueblo ruso. El proyecto soviético de exportación
ideológica ha terminado hace ya más de un cuarto de siglo, pero esto no quiere
decir que Rusia no pueda tener su propia política exterior. Putin habla claro
dentro y fuera de Rusia. Putin dio la orden de revisar si lo de 1917 fue una
revolución o un golpe de estado, encomendando a jóvenes historiadores una
evaluación profunda, profesional y objetiva. Putin reconoció la existencia de
páginas sangrientas en la historia que todos los rusos deben conocer. Putin ha
abolido los festejos y el feriado del aniversario de la Revolución de Octubre.
Las obras de Solyenitsyn son parte del programa obligatorio en las escuelas.
Cada alumno debe saber lo que fue el Archipiélago de Gulag. Rusia
vuelve a medir su grandeza a partir de sus diez siglos de historia cristiana y
no sólo a partir de 1917, como era antes. Justamente por esto Putin es tan
popular en Rusia y es visto por los pueblos de otros países como un pilar de
los valores morales tradicionales. Putin hace mucho más de lo que habla. No
necesita hacer demagogia. Sus opositores dentro y fuera de Rusia no tienen
argumentos para oponerle y no les queda más que enrostrarle su pasado en la KGB
y acusar al patriarca Cirilo de ser su agente. No hacen más que hacer ruido.
Mientras tanto se siguen construyendo iglesias en Rusia, a pesar de que a
algunos rusos autoexiliados en el exterior esto no les guste”
(Sergio Mamontoff, Eclipse de la
razón “K”. Respuesta a Nicolás Kasanzew, Moscú, 17 de noviembre de 2015).
Otra cuestión
de simple sentido común, es la siguiente: 1) cualquiera puede entrar a Youtube
y encontrar muchísimos videos de gente que vive en Rusia, y cualquiera puede
evaluar si aquello es una tiranía comunista, o no, 2) Normalmente, y eso es
histórico, la gente quiere huir de los países comunistas, para eso, por
ejemplo, se levantó el muro de Berlín; pues bien, ahora la gente quiere ir a
vivir a Rusia, hay una gran migración de occidentales que huyen de las tiranías
democrático-sodomíticas de sus países. ¿Entonces?
Terminemos este ítem con una declaración por demás
significativa. Son palabras de Christian Rakovsky, alto funcionario del
gobierno bolchevique, masón y muy cercano a Trotsky, cuyo testimonio fue
recogido en un largo interrogatorio ante la policía secreta estalinista, el 25
de enero de 1938 (día de la luz que anunció la Virgen en Fátima,
anuncio de la Guerra mundial), que finalmente determinó su ajusticiamiento:
“Sin abatir al
Cristianismo superviviente le ha de ser imposible triunfar al Comunismo. La Historia es
elocuente: costó a la Revolución permanente dieciséis siglos lograr su primer
triunfo parcial, al provocar la primera escisión de la Cristiandad. En
realidad, el Cristianismo es nuestro único enemigo, porque lo político y
económico en las naciones burguesas tan solo es su consecuencia. El
Cristianismo, rigiendo al individuo, es capaz de anular por asfixia la
proyección revolucionaria del estado neutral, laico o ateo, y, como vemos en
Rusia, hasta lograr crear ese nihilismo espiritual que reina en las masas
dominadas, pero aún cristianas; obstáculo no superado aún en veinte años de
marxismo. Concedemos a Stalin que no ha sido bonapartista en lo religioso.
Nosotros no hubiéramos hecho ni más ni otra cosa que él… ¡Ah!…, si
Stalin también se atreve como Napoleón a cruzar el Rubicón del Cristianismo, su
nacionalismo y su potencia contrarrevolucionaria se habría multiplicado por
mil. Y sobre todo, si así fuera, una incompatibilidad tan radical hubiera hecho
imposible toda coincidencia entre nosotros y él, aunque fuera temporal y
objetiva… como la que ya debe usted ver que ante nosotros se perfila”.
“Sin abatir al
Cristianismo superviviente le ha de ser imposible triunfar al Comunismo”. Nos
preguntamos, quién está haciendo todo para abatir al cristianismo de la faz de
la tierra, ¿Putin, o más bien Biden, Macron, Sanchez, Trudeau y el resto de los
corifeos del teatro globalista?
El experto
conspirador Rakovsky, pocas horas antes de morir, lo dejaba bien claro:
“Hay
un fin, un único fin: el triunfo del Comunismo; que no se lo impone a las
democracias Moscú, sino Nueva York; no la “Komintern”, sino la
“Kapintern” de Wall Street…”
¿Putin
perenialista?
Otra idea que algunos han hecho circular, por
ejemplo un profesor brasileño, es que Putin sería un representante del
“perenialismo”, es decir, seguidor de intelectuales gnósticos como Guénon,
Schuon o Evola, que en oposición a la visión cíclica evolutiva de la historia
(esto es, progresista y new age), creen en una visión cíclica involutiva, donde
hay que combatir la degradación de esta etapa decadente de la historia para
pasar luego a una era mejor. Habría ahí una mezcla de gnosticismo, fascismo y
evolianismo (por Julius Évola). De un lado la izquierda globalista y del otro
la derecha perenialista, que difundiría una falsa idea de tradición, al hablar
de una “Tradición Primordial” transmitida a través de una doctrina esotérica.
Colocan en este bando a Putin, Trump, Bolsonaro, Salvini, Orban y quién sabe
qué otro. Un representante de esta corriente habría sido el recientemente
fallecido intelectual brasileño Olavo de Carvalho.
¿Cómo podemos llamar a esta teoría? ¿Conspiranoia?
¿Fake news? Porque si en todo hay que tratar de dilucidar lo verdadero de lo
falso, en este caso, tenemos aseveraciones que se vierten sin aportar la menor
prueba que la sustenten. Nos parecen más bien elucubraciones intelectuales que
algunos gustan de hacer porque, como sabemos, el intelectual prefiere tener sus
esquemas o teorías donde la realidad pueda embutirse y explicarse con mayor
prolijidad. Pero, insistimos, se lanzan estas afirmaciones sin aportar ninguna
prueba de que las cosas sean así. Lo más lejos que se llega, para aportar algo
concreto que sostenga esta teoría, es tirar al bulto un leit motiv socorrido
por los mass media liberales occidentales, a saber: que Alexander Dugin sería
“el hombre que está detrás de Putin”, algo así como “su cerebro” o el que le
sopla la letra. El apuntador de Putin. Pues bien, ese es otro lugar común de la
prensa occidental anti-rusa, pues si uno investiga un poco, se encuentra con
que no hay absolutamente ninguna prueba de ello, ni la menor señal, tan sólo un
“se dice” o “dicen que”. Dugin es un conservador que tiene ideas encontradas,
mezcla verdades con errores, Nietszche, Evola, Heidegger, fascismo y comunismo
aparecen por allí. Cierto que fue profesor en la Universidad de Moscú, pero a
partir de 2014 se distanció de la política del gobierno ruso –de hecho ese año
fue expulsado de la Universidad, tras haber criticado duramente a Putin,
llamando a su régimen “cesarismo”-. El historiador Ilyá Budraitskis explica que
Dugin se decepcionó con Putin porque éste simplemente se dejaba guiar más por
la praxis política que por la ideología (https://nuso.org/articulo/el-de-putin-es-en-esencia-un-proyecto-conservador/). Que haya
intelectuales o ideólogos que intenten influir en estos gobernantes, eso sí lo
creemos, incluso que pueda haber alguna coincidencia parcial de ideas, pero que
estos gobernantes se dejen conducir por ellos y decidan sus políticas de
acuerdo a estos gurúes, ya es otra cosa muy distinta. Debe demostrarse. Y se
demuestra simplemente viendo la obra de gobierno, en la cual se ve su visión
del mundo. Putin lleva más de veinte años en el gobierno, creemos que es
suficiente tiempo para evaluarlo. Creemos además que se exagera al hablar de la
influencia de esos personajes, especialmente por parte de la prensa liberal
occidental, que quiere caracterizar a los conservadores de manera simplista,
casi caricaturesca. Putin, en todo caso, y hablando de su gobierno, puesto que
en definitiva lo que importa son los hechos que descubren su pensamiento, tiene
más cosas en común con Franco que con Hitler o Mussolini.
Traemos a
cuento algo sí pertinente sobre las ideas que sostiene Putin:
“Un elemento
clave de la cosmovisión de Putin no es solo su compromiso con la Iglesia
Ortodoxa Rusa como institución, sino también su admiración por tres filósofos
cristianos rusos de los siglos XIX y XX: Nikolai Berdiaev, Vladimir Soloviev e
Ivan Ilyin, a quienes a menudo cita en sus discursos. Los gobernadores
regionales de Rusia incluso recibieron instrucciones de leer las obras de estos
filósofos durante sus vacaciones de invierno de 2014.
El mensaje
clave de estos filósofos es el papel mesiánico de Rusia en la historia mundial
y su necesidad de preservarse a través de la ortodoxia y la restauración de sus
fronteras históricas.
Al estudiar las
causas de la tragedia rusa del siglo XX, Ilyin escribió:
“La
revolución rusa es un reflejo de la crisis religiosa que estamos viviendo
ahora, un intento de establecer un sistema público y estatal anticristiano
ideado por Friedrich Nietzsche y realizado económica y políticamente por Karl
Marx. Este virus anticristiano fue exportado a Rusia desde Occidente...
Al perder
nuestro vínculo con Dios y la tradición cristiana, la humanidad se ha vuelto
moralmente ciega y se ha apoderado del materialismo, el irracionalismo y el
nihilismo."
En opinión de
Ilyin, la forma de superar esta crisis moral global es que la gente vuelva a
los “valores morales eternos”, que definió como “fe, amor, libertad,
conciencia, familia, patria y nación” pero sobre todo “fe y amor”.
“Para que
Rusia vuelva a ser grande, el pueblo ruso debería creer en Dios. Esta fe
fortalecerá sus mentes y su fuerza de voluntad. Los hará lo suficientemente
fuertes como para superarse a sí mismos”
https://russian-faith.com/trends/putins-christian-vision-n883
¿Algo más traen
los acusadores para probar que Putin sería “perenialista”? No. Y suponiendo que
surgiese algún día una prueba de que en algún momento Dugin llegó a ser uno de
los asesores de Putin, ¿cuáles serían las acciones de gobierno o declaraciones
de Putin que probasen que es un perenialista? En bien de la verdad, quisiéramos
se nos explique. Porque eso que se dice es bastante ambiguo. Por si fuera poco,
se habla además de una “coalición” que habría entre los mencionados
gobernantes. ¿Qué pruebas se dan de la conformación de esa “coalición”?
Ninguna. Que haya buenas relaciones o algunos acuerdos estratégicos, ¿significa
que se trata de una “coalición”? Putin tiene buenas relaciones tanto con Trump
como con Maduro, ¿entonces? Entonces se trata de pragmatismo estratégico,
porque le conviene a Rusia. No hay allí nada de ideología o “esoterismo”.
Podemos en cambio aportar una prueba de que los gnósticos evolianos odian a
Putin y lo acusan de comunista (http://centroevolianodeamerica.blogspot.com/2022/02/el-significado-de-ucrania-por-juan.html) Así que, lo
sentimos, pero Putin no es uno de ellos.
El profesor
también afirma, y en esto concordamos, que Rusia es un instrumento de Dios para
castigo del Occidente apóstata. Ahora bien, él dice que Putin puede ser un
nuevo Atila, rey de los hunos. La comparación nos parece bastante inadecuada.
Acá hay una omisión importantísima, y se trata de Rusia, que, no lo olvidemos,
es un país cristiano. Atila era un rey bárbaro que gobernaba a un pueblo
asiático conquistador y depredador. Putin, cristiano, es europeo –se olvida
siempre, ¡Rusia es también Europa!- y si a alguien debiéramos compararlo
–mutatis mutandis- es a Constantino, que se convirtió y llevó a la Iglesia a su
correspondiente lugar en el Imperio y la ciudad, en tiempos en que ningún
Imperio o Estado protegía a la Iglesia católica (como sucede también ahora). Ya
mencionamos en otro artículo la llamativa coincidencia de fechas, lo recordamos
ahora al pasar: fue un día 13 de junio cuando se publicó el edicto de Milán
(fruto de la victoria de Constantino) que reconocía y daba libertad a los
cristianos. Fue también un 13 de junio cuando la Virgen pidió la consagración
de Rusia a su Corazón Inmaculado. Y fue un 13 de junio de 2013 cuando Putin se
animó a decir lo que hasta entonces –excepto Churchill en los años 1920- ningún
gobernante se animaba a decir en público: que el gobierno de la revolución
bolchevique era mayoritariamente judío. Es decir, desde entonces pueden
vincularse mejor los “errores de Rusia” que esparciría por el mundo, y sus
autores. Esta clara afirmación (recibida con duras críticas por parte de
algunos medios judíos), más allá de los compromisos que Putin pudiera tener
para sobrevivir en su gobierno, nos permite colocar este combate contra el
comunismo en un terreno teológico, pues se comprende mejor su naturaleza.
Pero no nos
basamos para hacer la analogía tanto en cuestión de fechas, como, simplemente,
en las palabras de Ntra. Sra. de Fátima, palabras que, por supuesto, los
“antisistema” que pululan por Internet desconocen o no le prestan importancia y
el profesor que hemos citado escandalosamente omite citar: “Por fin mi
Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se
convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.
Les
preguntamos, ¿no son las presentes circunstancias y lo que está por venir, lo
que nos hace pensar que estamos cerca del cumplimiento de esta profecía? Si
Rusia no se convierte en el transcurso de esta guerra que está empezando,
¿cuándo va a ser?
¿Putin globalista?
Otra especie
que circula por la Internet, porque, como dijimos, opinar es gratis y todo el
mundo dictamina sin necesidad de investigar, leer, informarse, cotejar la
información, etc. Especialmente en los medios tradicionalistas o “disidentes”
se opina que los globalistas lo tienen todo controlado, que son omnipotentes y
ya no hay obstáculos para la pronta instalación del Nuevo Orden Mundial y la
aparición del Anticristo. Lo tienen todo abrochado. Punto. Se acabó.
Entre otras
cosas algunos sostienen que, como hace falta la guerra para que venga el
gobierno mundial, entonces Putin habría actuado de acuerdo a esos planes,
siendo prácticamente un peón de Klaus Schwab, que viene a ser el poderosísimo
Lex Luthor de estos tiempos. Así que Putin habría durante más de veinte años
fortalecido el patriotismo y la religión en Rusia, para ahora, a propósito,
destruir todo mediante el globalista “Great reset” (¡!).
Bueno, creemos
en las conspiraciones, hablamos bastante del tema en nuestro
libro, pero matizamos la realidad porque ésta es mucho más compleja.
Pero hay algunos que simplifican todo para poder quedarse tranquilos, porque
“ellos saben”. Por ejemplo, una mujer brasileña difunde en una red social, con
total irresponsabilidad, esta especie: “Tanto
Zelensky como Putin son dos caras de esa misma moneda corrupta y genocida
llamada Nuevo Orden Mundial. Ambos responden al mismo amo, a los que se
consideran dueños del mundo. Los “innombrables”. Listo, ¿para qué informarse,
investigar, si hay gente que ya lo sabe todo? Les basta subir una foto de
Zelensky y Putin, cada uno de ellos rodeado por judíos, para “demostrar” que
ambos son lo mismo, dos peones de los “hermanos mayores”. Quizás si subimos la
foto de Putin rodeado de chinos, deduzcamos que está manejado por los chinos.
Si subimos la foto de Francisco Franco al lado de Hitler, podremos demostrar
que Franco era nacional-socialista, sin dudas. ¡Ay, qué fácil es entender los
hechos, con ese esquema mental! Además de la reductio ad hitlerum,
existe también la reductio ad judeum. Otro publica una foto de
Putin estrechando la mano de Schwab, para demostrar que Putin sería un peón del
pelado alemán. En fin. Por el hecho de que Putin perteneció hace treinta o
cuarenta años a la KGB, entonces siempre tiene que ser miembro de la KGB. Por
el hecho de que hace treinta años pasó por la institución fundada por Schwab,
eso significa que hace todo lo que Schwab le ordena hacer. Así dice la misma
mujer en otro lugar: “Putin no es agradable, hace parte de la élite (inclusive
fue Young Global Leader, como dice Klaus Schwab)”, o “Putin es élite. Mas tiene
su propia Agenda”. ¿En qué quedamos, está con Schwab o tiene su propia Agenda?
Por favor, pongan argumentos concretos, reales, contra Putin, si quieren
criticarlo, no lo que hizo hace cuarenta años, si es agradable o antipático o
cualquier otra nimiedad. Putin estuvo diecisiete años sin ir a las reuniones
del Foro Económico Mundial de Davos, y eso porque creó su propio foro
económico, en San Petersburgo. La última vez que fue al Foro de Davos advirtió
que el llamado “Gran Reset” va a traer grandes problemas. Por supuesto que le
dio la mano a Schwab y se mostró amable. Pero está yendo para otro lado, y es
más bien Schwab el que teme a Putin en esta historia. Por eso la histeria
destructiva de todos los globalistas ha estallado ahora, descubriéndose en sus
propósitos de quitar el obstáculo ruso a sus planes de gobernanza
mundial.
No negamos que en esos tiempos modernos, para
llegar al poder, en cualquier parte hay que atravesar instancias y esferas de
relaciones nada santas. Putin no es un carmelita descalzo. Sin embargo, lo que
debe evaluarse es su desempeño como gobernante, porque el árbol se conoce por
sus frutos (no por sus fotos). Sobran casos de gente que anduvo metida en la
masonería, y luego volvió sobre sus pasos. Por citar dos ejemplos solos: Joseph
de Maistre y el Gral. San Martín. En la historia de los zares de Rusia
encontramos también varios ejemplos de ambivalencias y rectificaciones.
Gobernar hoy un país, especialmente uno tan complicado como Rusia, requiere
inteligencia, prudencia, cuidado. Es fácil “hacerse el indio” si uno es un
anónimo opinante de internet. Pero cuando se tienen responsabilidades sobre
millones de personas, esas boutades pueden costar muy caro.
Hasta acá hemos visto que la política de Putin en Rusia –en tanto se lo han
permitido las circunstancias- ha sido fortalecer el patriotismo, la familia,
las instituciones naturales, a partir de las propias tradiciones,
indisolublemente ligadas al cristianismo. Si eso tiene algo que ver con el
globalismo anticristiano judaico, que alguien venga y me lo explique. Y también
a los rusos, que año tras año vienen apoyando a este presidente.
Para abordar el tema de Putin y los judíos, hemos
dedicado muchas páginas en nuestro libro, cosa que ahora no podemos hacer. Sólo
señalaremos que ha sabido usar por necesidad –“la necesidad tiene cara de
hereje”- a ciertos grupos judíos, mientras que se ha desembarazado de los
oligarcas judíos no dispuestos a responderle a él, que estaban expoliando a
Rusia en los años 1990. No sólo los quitó de su poder sino que los encarceló o
los expulsó del país. Nos preguntamos si otro gobernante en todo el mundo se ha
atrevido a hacer lo mismo. ¿Imaginamos a un presidente de Argentina, poniendo
en prisión a Eduardo Elsztain?
Como noticia de última, un medio dice que “Oligarcas
de la elite rusa se pronuncian contra la guerra de Putin” (https://www.lavanguardia.com/internacional/20220301/8090119/oligarcas-miembros-elite-rusa-pronuncian-guerra-putin.html) Como apunta el periodista Rafael Palacios que da
esta noticia: “Cuando los medios oficiales os hablen de los "oligarcas
rusos" suelen omitir un dato que sí da, al final, y con la "boca
pequeña", este artículo de La Vanguardia: la mayor parte son judíos. Igual
que Zelensky. No en vano, Ucrania y Kazajistán son la patria del reino Jázaro,
que se convirtió al judaísmo en el siglo VII y dio lugar a los judíos jázaros o
askhenazis.”
Los
hechos y el relato
Si no se conoce un poco de lo que es Rusia, se cae en
un fácil reduccionismo maniqueo. Ahora los mass media que
durante dos años nos han venido bombardeando sin piedad sus mentiras sobre la
pandemia, son coherentes y nos trasladan a un escenario donde Rusia vendría a
ser el agresor malvado, Putin el nuevo Hitler o Stalin que desea una guerra
mundial (Putin es el nuevo virus, sin dudas), Ucrania una pobre víctima (¡el
nuevo George Floyd!) y los EE.UU. y los países occidentales que le obedecen –es
decir, que dependen del Deep State que lo controla- vienen a ser
los garantes de la democracia, la libertad (gayfriendly, claro), la paz y la
seguridad en todo el mundo.
La propaganda de guerra viene trabajando desde hace
años contra Rusia. Pero ahora ha “salido del closet” y se muestra sin pruritos
en su desfachatez. La plandemia los ha estado entrenando muy
bien en reconocer todo lo que amenaza a la mentira, para eyectarlo de
inmediato. Uno de los medios que está a la cabeza de eso es Infobae,
con artículos donde presenta a Putin como no podía ser menos, un oprobioso
dictador en tiempos democráticos (acá) o presenta a Rusia obsesionada con Ucrania
insinuando que esto tiene su continuidad con el holodomor comunista en tiempos
de Stalin (acá) mientras que el centenario
diario La Nación habla del machismo de Putin (¡por supuesto!,
no es un afeminado como el canadiense Trudeau) (acá). Si no supiéramos que estamos en una
guerra, nos enteraríamos al ver la clase de acción llevada a cabo por la
prensa. Por ejemplo, nos enteramos que la cadena española A3Noticias hizo
pasar una explosión en China en 2015 como si fuera un bombardeo ruso en Kiev
hoy. Otro medio informativo mostró imágenes de un supuesto bombardeo ruso
cuando en realidad se trataba de imágenes de un videojuego (¡!). Otro presenta
la despedida de una familia como si huyese del ataque ruso cuando en realidad
marchan a Rusia para huir de los ataques ucranianos, etc., etc.
Nada dicen estos medios prostituidos de los laboratorios
biológicos que controla el Pentágono en Ucrania, y que son los que está
destruyendo Rusia: https://telegra.ph/Qu%C3%A9-hacen-los-laboratorios-biol%C3%B3gicos-secretos-estadounidenses-en-Ucrania-02-26
El mapa con los laboratorios biológicos de EEUU en
Ucrania: https://ua.usembassy.gov/embassy/kyiv/sections-offices/defense-threat-reduction-office/biological-threat-reduction-program
Los enemigos de Rusia son los que toman iniciativas
como ésta, no suficientemente destacada: “La administración Biden lanzó un
nuevo fondo internacional de $2.5 millones para promover la aceptación de la
homosexualidad y el transexualismo y etiquetar a los opositores de la agenda
LGBT como “antidemocráticos”. De acuerdo con la descripción de los
programas bajo el nuevo fondo, los programas financiados por la nueva
iniciativa deben trabajar para etiquetar la oposición a la agenda
LGBTQI+ como “antidemocrática” y caracterizar los mensajes de sus oponentes
como “desinformación”. El fondo, llamado Global LGBTQI+ Inclusive Democracy and
Empowerment Fund, o GLIDE Fund, se anunció el mes pasado y es administrado por
la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de
Estado.http://catapulta.com.ar/?p=12171
Lo mismo que hacen lo ingleses con nosotros: “El
Enviado Especial del Primer Ministro del Reino Unido para los Derechos LGBT+,
Lord Nick Herbert, visitó la Argentina esta semana y se reunió con sus
funcionarios del Gobierno Argentino y con organizaciones de la sociedad
civil. La organización civil local Kidz inauguró en la Embajada
Británica en Buenos Aires la app QUIR de información para el colectivo LGBT+.
El viaje forma parte de las actividades que este año desarrollará Lord
Herbert con el objeto de impulsar medidas ambiciosas de promoción de los
derechos LGBT+ antes de la conferencia Safe To Be Me (Sin temor a ser
yo mismo) que tendrá lugar en Londres.
El Reino Unido y la Argentina trabajan en estrecha
colaboración en lo que respecta a los derechos LGBT+. Como copresidentes de la
Coalición por la Igualdad de Derechos –
organización intergubernamental compuesta por 42 Estados Miembros,
organizaciones multilaterales y unas 120 organizaciones de la sociedad civil
– el Reino Unido y la Argentina encabezan la acción mundial relativa a
este tema.
A lo largo de 2022, Lord Herbert visitará países de
todos los rincones del mundo para recabar apoyo a los derechos LGBT+ e impulsar medidas ambiciosas con anterioridad a
la conferencia Safe To Be Me de junio. El Reino Unido ayudará a los países a
transitar su propio camino hacia la igualdad, ofreciendo apoyo para crear las
condiciones que permitan una mayor libertad e igualdad. (http://catapulta.com.ar/?p=12395)
Veamos otra noticia. El influyente “filosofo” judío
francés Bernard Henry Levy, ya desde el 18 de febrero llamaba a Europa a enviar
más armas a Ucrania
“Conocido por sus diversos compromisos
internacionales, desde Libia hasta Ucrania, Bernard-Henri Lévy hizo un llamado
a Europa para fortalecer su apoyo militar al gobierno ucraniano, mientras la
tensión está en su apogeo. ¿Aceite en el fuego? Mientras la tensión está en su
apogeo en el este de Ucrania, Bernard-Henri Levy pidió a Europa el 18 de
febrero que refuerce aún más su apoyo militar a Ucrania, aunque Moscú lo
perciba como una “amenaza”. “Aquí están las viejas armas con las que el
ejército ucraniano tendrá que enfrentarse, si llega, al ataque de Putin. No es
suficiente”, escribió BHL en Twitter, subtitulando una foto de 2020 en la que
aparece junto a soldados. “Nosotros, Europa, necesitamos apoyar mucho más al
[presidente ucraniano] Zelensky”, agregó. Bernard-Henri Levy ya había apoyado
el golpe de Estado de 2014, que terminó con la caída del presidente Viktor
Yanukovych, en particular apareciendo entre los manifestantes de Maidan.
https://francais.rt.com/international/95921-pas-suffisant-bhl-appelle-europe-armer-davantage-ukraine
Europa necesita apoyar más, dice este personaje, al
presidente ucraniano, un perverso actorzuelo que fue puesto para pudrir bien
podrido ese país y así usarlo como plataforma para invadir Rusia. Véase un
video escabroso de este personaje Zelensky, el “bueno de la película”: https://t.me/rafapalreal/17767
Sí, es un golpe demasiado bajo. Ya sabemos a
quienes está enfrentando Rusia.
Hipótesis
de la Guerra de Occidente contra Rusia
Escribió
el papa Benedicto XV, en su Motu proprio Bonum Sane, del 25 de
julio de 1920:
“El
advenimiento de una República Universal, anhelada por todos los peores
elementos de desorden y confiadamente esperados por ellos, es una idea que está
madura para su ejecución. De esta república, basada en los principios
de la absoluta igualdad de los hombres y en la comunidad de las posesiones,
estarían proscriptas todas las distinciones nacionales, ya tampoco serían ya
reconocidas la autoridad del padre sobre sus hijos, o el poder público sobre
los ciudadanos, o el de Dios sobre la Sociedad humana. Si estas ideas se ponen
en práctica, inevitablemente vendrá un reinado de terror sin ejemplo. Ya,
aun ahora, una gran parte de Europa está pasando por esa experiencia dolorosa y
Nos vemos que se intenta extender ese terrible estado de cosas a otras
regiones”.
Las palabras
del papa son actualísimas, como que describen bien lo que pretende el enemigo
de Dios, la Contra –Iglesia. Ahora bien, fueron escritas hace ciento dos años,
y si entonces –tras la Primera Guerra mundial, la disolución de las monarquías,
el arribo del comunismo y la formación de la Sociedad de Naciones- muchos
creían que estaban dadas las condiciones para un gobierno mundial, sin embargo
éste no se produjo. Surgieron, por un lado, las luchas intestinas de los
globalistas, y por el otro reacciones patrióticas y nacionalistas. En este 2022
del Señor, ha venido a ocurrir lo mismo. Rusia es esa reacción, que toda
persona sensata debería apoyar.
Es interesante señalar respecto del método que el
enemigo usa para querer llegar a esta gobernanza mundial, la República
universal del terror. El Padre Denis Fahey cita a Léon de Poncins:
“El supremo
ideal judío consiste en la transformación del mundo en una Sociedad de
Responsabilidad Limitada. El capital de esta empresa será la tierra y tendrá
por objeto la explotación de toda la raza humana. Israel,
ayudado quizás al principio por unos pocos testaferros proporcionará el Consejo
de los Dictadores para administrar los asuntos de la Compañía. Dos
métodos están siendo empleados para alcanzar este fin. El primero consiste en
la americanización, que tiene el inconveniente de ser relativamente lento. El
segundo, que es rápido, brutal y dictatorial, es el comunismo.
…El progreso no
consiste en la sustitución de la burguesía capitalista por el proletariado
comunista. El progreso consiste en sustituir, el aún limitado capitalismo de
Europa y de Norteamérica, en las que todavía existe un cierto grado de libertad
política, por el capitalismo mundial con un poder político despótico”. (La
alianza de la finanza judía con el comunismo, reproducción parcial del
libro del Padre Denis Fahey El Cuerpo Místico de Cristo y la
Reorganización de la Sociedad, cit. en Patria Argentina N°
349, 22 de diciembre de 2017).
El comunismo
soviético falló y cayó; la americanización falló y está terminando de caer
(falló, decimos, porque no todo el mundo se plegó y por lo tanto todavía no se
llegó a ese gobierno mundial tanto tiempo buscado). A la URSS se la dejó caer,
porque se había vuelto obsoleta y demasiado onerosa. Era mejor apoyar el
comunismo chino. A Estados Unidos se lo hundió internamente con toda la
degeneración LGBT y sus gobernantes socializantes, que destruyeron su economía.
¿Qué podría pretender la élite mundial, el poder sin nombre que se maneja en
las sombras? Pues que EE.UU.-Europa y Rusia se destruyan entre sí, para que
luego de la gran catástrofe, surja China como la síntesis que al fin se imponga
en absolutamente todo el mundo. Una simbiosis de comunismo y capitalismo
deshumanizado y esclavizante. Claro que China parece tener su propia agenda, de
allí que haya disputas internas dentro del mismo partido comunista y que hasta
Soros, que siempre se mostró admirador del modelo chino, ahora salga diciendo
que allí hacen falta más libertades. Sólo Dos sabe en qué irá a parar todo
ello.
Lo cierto es
que tras la política agonal del “ancien régime”, se pasó luego a la
política-juego de las democracias liberales (cfr. Gueydan de Roussel, Las
tres fases políticas). Rusia ha estado a mitad de camino entre una y otra.
Pero al final de la política-juego, que se está acabando, llega la política
metafísica, cuyo arquetipo ya no es el combatiente ni el espectador, sino el
testigo o mártir. La guerra puede ser el final de eso ya moribundo, el
liberalismo partidocrático. Por eso desde ahora habrá de correr sangre y el
testimonio vertido por un ideal supremo, dará lugar nuevamente a la edad de la
política agonal. Nosotros lo llamamos la sexta edad de la Iglesia, a partir del
triunfo del Corazón Inmaculado de María. Si Rusia cae, estará libre el camino
para el arribo del Anticristo. Pero la Virgen hizo una profecía y una promesa,
que no dejarán de cumplirse. Es el comienzo del fin del gran castigo.
Decía la Hna. Lucía al Padre Agustín Fuentes (26 de
diciembre de 1957):
“Ella [la
Virgen] me dijo que el diablo está empeñado en una batalla decisiva contra la
Virgen. Y una batalla decisiva es la batalla final, donde un bando será
victorioso y el otro sufrirá la derrota. Por lo tanto, de ahora en adelante
debemos elegir los bandos. O estamos con Dios o estamos con el diablo. No hay
otra posibilidad.”
Y Nuestro Señor
a la Hna. Lucía (Carta al Padre Gonçalvès, 18 de mayo
de 1936): “¡El Santo Padre! Reza mucho por el Santo Padre. Él la hará
[la consagración de Rusia], pero será tarde. Sin embargo el Corazón Inmaculado
de María salvará a Rusia, ella le está confiada.”
¡Viva el
Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María!
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