viernes, 25 de julio de 2025

LA "NUEVA DERECHA" Y "EL DISIDENTE CONTROLADO" (CAPÍTULO DE "EL ÚLTIMO GOBIERNO DE SANCHO", POR ANTONIO CAPONNETTO)

 


Nuestras charlas sobre la “Nueva Derecha” divulgadas en el canal TLV1 (CLIC AQUÍ) tuvieron, a Dios gracias, buena repercusión. Es con ese motivo que creo oportuno dar publicidad a este capítulo del libro de Antonio Caponnetto “El Último Gobierno de Sancho” (Bella Vista Ediciones, 2022), titulado “El disidente controlado”. Están allí retratados, con donaire y gracejo, los principales referentes neoderechistas.

No es necesario realizar aquí una semblanza de Antonio, principal maestro del nacionalismo católico coevo. Basten, a esa sazón, las melifluas palabras inspiradas en no sé qué musa (¿Polimnia, quizás?) de un comentarista de nuestras mentadas conferencias:

 

¡Aguante Caponnetto, manga de forros! ¡Viva Cristo Rey!


¿Será posible decirlo mejor?

BRUNO ACOSTA



 

El DISIDENTE CONTROLADO

 

Apenas supo la gran candela cósmica, enemiga de la penumbra cual promesa electoral de la verdad, desligarse de un eclipse apocalíptico de aquellos que habían anunciado desde el Palmar de Troya, tomó altura, ganó verticalidad, y paseó su capa  dorada por el empíreo, para no defraudar a los fabricantes de lugares comunes.

Estaba Sancho tomando unos amargos con el Capellán, en la Sacristía, mientras éste procuraba enseñarle la diferencia entre el Cardenal Suenens y que suenen los Cardenales, cuando arribó el Alguacil, con su circunspección habitual e hízole exclamar al Gobernador:

-¡Usté siempre tan circunciso, Don Algua!

-Circunspecto, debe querer decir usted, Su Luminiscencia; que para lo otro no me agarran, qué va... Tendrá que acompañarme al Salón del Detector de Mentiras.

-No sé que le habrá contado mi esposa Teresa, pero yo no peco contra el Octavo, casi siempre contra el Noveno; sí, es cierto; mea culpa. Que “el largo perdón da osadía al pecador”; “a quien come bien el pan, pecado es el ajo que le dan”; ”amargar y no dar es pecado mortal”; y al fin, como decía el Ubaldinense, “llorar es un sentimiento, pero mentir es un pecado”.

-Su Semaforidad, nadie lo someterá al Detector de Patrañas; es usted el que deberá examinar a quién allí lo aguarda.

-En ese caso estoy presto,y siguió al Alguacil unos cuantos metros.

Al llegar al Salón del Detector de Mentiras, el panorama era más o menos como sigue. De pie se hallaba un pipiolo algo crecido ya, de melenita de oro, angelface y un celular en la mano ante su vista, frente a cuya pantalla iba contando en voz alta y excitada la cantidad de seguidores que tenía por segundo en las redes sociales y los best sellers que vendía. Hablaba un argot incomprensible para todo buen cristiano, pero se notaba que el conteo febril de adhesiones virtuales lo inflaba como pavo en el Día de Acción de Gracias de los yankis.

El de rubiales crines no estaba solo. Tras sí se ubicaban, como formando una especie de equipo, algunos allegados difíciles de describir para este pobre cronista. Uno estaba en pleno tránsito de la lampiñez a la chiva, y buscaba con ansiedad una cámara ante la cual dirigirse. “¡Me filman, luego existo, farfullaba!”. Otro, de quien se decía que había sido folklorista en su pubescencia, practicaba equilibrio, caminando sobre una soga, con sendas zapatillas de baile, cada una de las cuales llevaba el signo del ying y el yang. Un tercero –que controlaba lo movimientos del volatinero, dándole la mano- vestía remera con inscripción gringa que decía “liberalism is a divine commandment”; y cuando quiso saludar, su voz oscilaba entre la de Farinelli y un contestador automático. Algo avergonzado y reticente por ser parte de la comitiva, se dejaba ver, mondo y lirondo, un señor vestido mitad de verde oliva, mitad de homme d'affaires, flameando un banderín que rezaba: Las alícuotas son argentinas.

Antes de que Sancho pudiera sentirse perplejo frente al cortejo, y con él aperplejizarse los cortesanos todos, respetuosos de la sinodalidad, hizo uso de su palabra erudita el Dr. Wikipedia, aunque –como siempre- supo ser lacónico, que no es lo mismo que lacaniano.

-Su Claraboyez, estos que aquí véis, rampantes y pimpantes, se han presentado para cubrir el cargo de Director General de la Disidencia Controlada, de nuestra Ínsula.

-Yo no he llamado a tal concurso de antecedentes, no he creado ese cargo y ni sé siquiera en qué consiste. Expliquensén ya, exigía Sancho, mientras simulando el gesto de que quería librarse de alguno que lo agarraba, hacía fuerza en el aire con los mondongos sueltos, gritando: “¡Sueltenmén que les rompo el alma!”.

No creyó oportuno el Dr. Wikipedia explicarle en la ocasión al Gobernador que el alma –según inconcusa enseñanza Del de Estagira- al no tener partes materiales, no puede romperse, y cual adolescente con acné, fue directamente al grano.

-Su Colosolidad, le ruego que me escuche unos instantes. Toda república, reyno, estado o nación moderna que se tenga por tal, está obligada, por un lado, a asegurar la homogeneidad del pensamiento de sus ciudadanos o súbditos. Es lo que suele llamarse “el pensamiento único” o lo “políticamente correcto”, de cuyo control y actualización se ocupan los gacetilleros, gacetistas, reporteros, chivatos, soplones, distribuidos hábilmente en todos los medios, con rentas y ganancias espeluznantes. Un Ojo Cosmovisional Absoluto, invisible al ojo humano, monitorea día y noche, todas las jornadas, para que nadie haga saltar el “Correctómetro”, porque de lo contrario, Los Amos del Sistema Mundial podrían tomar crudelísimas represalias al que osara. Algunos estudiosos del pretérito élfico lo llaman “El ojo de Saurón”, otros –los más salados o quevedianos- le dicen secamente: “El Ocelo Hideputa”. Lo cierto es que tal control absoluto y omnímodo existe. Pero para que sea creíble debe fabricarse hábilmente un montaje social. Consiste el mismo en hacerle creer a la población que hay entre los dirigentes hombres que se resisten a ese pensamiento único, que son <de derecha>; chupacirios, gorilas, contreras, como se decía en tiempos del General Jotapé.

-Hablando de Generales, acotó Sancho, ¿qué se sabe de Martín Paquebote (a) El Ñangotado? ¿Él está al tanto de este montaje? ¿Es verdad que sigue conspirando contra mi gobierno?

-A él, en principio, le resulta funcional este consorcio farsesco; como al sistema todo. Ellos tienen que probar que son pluralistas, y que la democracia nos cobija a todos por igual en su amoroso seno. Pero, cuidado, si tal pluralismo se quebrara, no quedaría otra alternativa que la de reponer el orden alterado, así sea con la fuerza, como dice el Ponja Fukuyama. Por eso se necesita la Disidencia Controlada, Gobernador. Yo simulo, tú simulas, él simula, nosotros simulamos...

-¡No y no!, mandoneó Sancho. Nosotros no simulamos. Nosotros insulanos, y la verdad debe ser dicha siempre, porque “cuando el oro habla la verdad calla; no decir la verdad a enteras es mentir a medias; el espejo y la amistad siempre dicen la verdad, y dirás la verdad siempre o serás el presidente...”

Antes de que le agarrara al Gobernador una nueva cepa de paremiología, se le acercó el Alguacil, a hurtadillas, y con la mayor gracilidad posible, haciendo con la mano una parecita sobre su boca, le dijo:

-¡Gordo, cortala! Tenés que tomarles examen a los Disidentes Controlados. No podés declarar vacante el concurso. Tené un poco de tacto o no lo tendrán con vos.

Se aplacó lo suficiente Sancho al oír lo del tacto con él; y llevándose instintivamente las manos hacia la botonadura de su zamarro, resolvió con fastidio examinar al adalid de los Disidentes Controlados. Para lo cual, el Dr. Wikipedia le pasó una nómina de preguntas.

-¡Acérquese el Pipiolo!

-¿Seré yo, señor, se preguntaba el equilibrista?

-¡Quién sea, isofato ante mí, sentáos en este pupitre que conservo de la escuela de mis primeras y únicas letras.

Y arrancó el cuestionario:

-¿Creéis en la democracia?

-Sí; claro; de lo contrario no estaríamos formando partidos, alianzas y contemporizaciones, que son la eyencia del Régimen.

-¿Y si alguien os dice que la democracia es perversa?

-Es fácil. Sacamos una declaración acusándolo de que dogmatiza lo prudencial.

-¿Y si respondiera que no son lo mismo lo dogmático que lo doctrinal, lo revelado que lo fundado, y que la prudencia se sostiene en principios inamovibles?

-Diremos que poetiza la realidad, y que los poetas no están preparados para gobernar la polis. Es más, diremos que quienes así piensan son puritanos e inmovilistas, incapaces de hacer malabarismos éticos y funambulismos casuistas, tan necesarios en la praxis política.

-¿Creéis en la República y en la Constitución de nuestros padres tutelares?

-Por cierto, hasta nos fascina que el preámbulo de la Constitución empiece con un pronombre.

-¿Sostenéis que el liberalismo es pecado?

-No somos militantes contra el pecado, como dice el portento Arriguín Lija; además, el liberalómetro inventado por el Dr. Peregrino Chicharrón nos señala el camino del justo-medio- pastel.

-¿Cuándo fue la última vez que votásteis?

-Cuando lo mandó la ley, estrictamente.

-¿Lo hicísteis solos o con otras personas? ¿Del mismo o distinto sexo? ¿Cuántas veces? Si a solas ¿con qué mano? ¿Habéis inducido a otros a colocarse en situación de tamaña impureza o pecado?

-El voto es secreto, obligatorio e individual. Votan todos los géneros construidos y autopercibidos. Cada quien usa la mano que le resulta más cómoda. No hay impureza en sufragar universalmente. Eso es un invento del ultramontano Pío IX.

-Pero es beato...

-Sí; pero ahora el cielo es democrático, con Escribanía y todo.

-¿Qué opinión os merecen los judíos?

-Cada uno de nos, aquí presentes, y aún los que no han podido venir, tenemos un amigo judío. Es condición sine qua non de Nosotros los representantes de la disidencia controlada.

-Y qué opinión os merecen los masones.

-Paso; ya fue bastante provocativa la pregunta anterior.

-Quienes conforman vuestro partido, ¿estáis identificados con un ideario común?

-¡Eso sería formar una secta, no un partido! Somos conciliadores de opuestos. Tomamos lo bueno del liberalismo, de la economía de mercado, del conservadurismo anglosajón, del capitalismo, de la derecha... ¡Coincidentia Oppositorum o muerte!

-Y del Nazismo?

-El Nazismo no tiene nada bueno. Lo  dicen las películas de Metro-Goldwyn-Mayer, los artículos de Armando Ribas, y hasta el alemán Gábor Heilige Otti, postulador de la causa de canonización de Jacobo Maritain.

-¿Qué váis a hacer con la homosexualidad?

-Casi todos nosotros, en lo personal, tenemos los papeles en regla. Aunque no meteríamos la mano en el fuego por algunos de ellos (lo de la mano en el fuego, se entiende, es metáfora). Pero mientras el mariconerismo sea un proyecto de vida privado y personal, no nos oponemos. Y hasta lo tenemos al padrecito Robert Sirico –mentor del precitado Gábor- por si se quieren casar, como manda la ley... 26.618/10

-¿Y con la ley del aborto?

-Sabrá usted que hicimos muchas Marchas por la Vida, como consta en actas. Llevamos escarpines, pañalitos, embrioncitos, pastores, imanes, gurúes, ex curas, curas en serio, señoros gordos, meretrices famosas, hicimos la ola, pasamos música rockera, gritamos “hay gorro, bandera y vincha”. Pero perdimos la votación, y hay que respetar a los ganadores electorales. Cuando seamos gobierno derogaremos esa ley y listo. Por eso necesitamos que nos voten.

-¿Quién es para vosotros el mejor de estos tres, Lord Acton, Juanito Rusó o Álvaro Alsogaray?

-Son tres personas distintas y una sola libertad verdadera. Si se prefiere a uno sobre los otros, se desarma el triángulo equilátero de nuestra evolución ideológica hacia el sincretismo derechoso.

-¿Quién os resulta el peor de estos cuatro: Rosas, Maurras, Julio de Versalles o Militis Militúm?

-Forman una mesa cuadrada. Preferimos las tablas redondas. Somos caballeros, como los rosacruces. O los baños públicos.

-¡Basta para mí!, dijo Sancho. ¡Suficiente!  Tienen  un muy-bien-diez –felicitado en Disidencia Controlada. Pero ahora, antes de sentenciar, escuchadme bien:

Inspirado estaba el Gobernador para discursear, pero lo interrumpieron maleducadamente los de la barra del Pipiolo, que celebrando el “muy-bien-diez-felicitado”, empezaron a entonar las estrofas del Himno a la Disidencia Controlada:

Nosotros los pasteleros

Nosotros los franeleros,

sincretistas y fulleros

irenistas y muleros

somos nomás la derecha.

Los demás son pura endecha

inmovilistas sin mecha.

En viendo que habíanse atrevido a interrumpir al Gobernador con tamaño autoloor, la Guardia Real Mazorquera dióse a los abucheos contra la recua:

-¡Felones, bellacos, chaqueteros, olfas, funambulistas, saltimbanquis, bipolares, atorrantes, anfibólogos, bustrofedistas...!

-Después de “atorrantes” me perdí, le dijo Sancho a Wikipedia. ¿Siguen siendo insultos?

-Le aseguro que sí, Su Refulgencia. Pero sólo se comprenden teniendo un cacho de cultura, como Romano Amerio.

Retomó Sancho la palabra que le había sido quitada irrespetuosamente por los coreutas de la New Right, y dijo:

-¡Padre!: Háblales a tus hijos de que fuimos parte de un Imperio. La primera y la última avanzada. Háblales de que fuimos reyno de una Monarquía Católica y no electorados de partidocracias crapulosas. Háblales de los Evangelizadores, Misioneros, Conquistadores y Mártires, que cubrieron todos los espacios de esta tierra originada y a la vez nutricia.

Háblales de los esposos abnegados, del patriarcado servicial, oblativo y amoroso; de las mujeres bravías, maternalmente orgullosas; de los hogares preñados de hijos y de nuevos retoños. La Santa Tradición. Háblales de los héroes y de los santos, de los poetas y artistas, de los que construyeron nuestros templos, libraron nuestras batallas, forjaron nuestras ciudades, cimentaron las universidades y los claustros.

Háblales de la gloriosa Confederación Argentina, de los crímenes del liberalismo, de los abusos capitalistas, del oro extranjero con que se financió nuestra ruina. Háblales de los caídos en la guerra justa contra el terrorismo marxista. Que conozcan uno a uno sus nombres y su epopeya. Háblales, no te olvides, de los muertos honrosos en la Gesta de Malvinas. De todas las armas, de todos los grados, cubriendo todos los puestos. Los guerreros piden guerra no despachos bursátiles.

Háblales de la pureza, de la importancia de valorar la castidad y de reconocer y practicar siempre el Orden Natural. Háblales de los Mandamientos, del Credo, del Padrenuestro y del Decálogo. Del deber de reaccionar airadamente cada vez que ofenden a Dios y a lo que es de Dios. Cada vez que conculcan la obligación de no tomar en vano el nombre del Señor, no nuestros sentimientos religiosos.

¡Educador!: Háblales a tus alumnos de Isabel de Castilla y de Fernando de Aragón. De Hernandarias de Saavedra, Juan de Garay, Pedro Ortíz de Zárate, el Padre Castañeda. Háblales de Don Santiago de Liniers y de cada ejecutor de hazañas durante la Reconquista y la Defensa de Buenos Aires, cuando sucedieron las invasiones inglesas. Háblales de los orígenes marianos de los colores de nuestra bandera. De Belgrano entregando su bastón de mando a la Virgen de la Merced. De San Martín nombrando Generala del Ejército a la Virgen del Carmen, y castigando con dureza ejemplar a los blasfemos. Háblales de la guerra gaucha, ejemplo de fortaleza criolla. De lo que significa levantar en armas una tierra entera para custodiar la soberanía.

Háblales de los Caudillos Federales, con sus tacuaras en vilo, pingos al descampado, pendones en alto. Pronúnciales con altivez los nombres de Pancho Ramírez, Estanislao López, Pascual Echagüe, Felipe Ibarra, Ciriaco Cuitiño, y el del Ilustre Restaurador de las Leyes, Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas. Háblales de aquella insignia guerrera que desafiaba gritando ¡Religión o Muerte!, de las cadenas de la Vuelta de Obligado, de los últimos resistentes a la barbarie liberal y masónica, tras las huestes  del Chacho Peñaloza o de Felipe Varela. Háblales de cómo la miserable propaganda aliada, judeo masónica marxista, hizo trizas la verdad histórica sobre los Movimientos Nacionales Europeos y de sus respectivos Caudillos.

Háblales de los maestros universales, de cuyo magisterio nos nutrimos con provecho. Pero no omitas las figuras de los grandes pedagogos argentinos: Estrada, Castellani, Genta, Sacheri, García Vieyra o Petit de Murat. Háblales de que el liberalismo es pecado, de que el marxismo es intrínsecamente perverso, de que el sufragio universal es una mentira, de que la soberanía no radica en el pueblo sino en Dios.

Háblales de San Martín de Tours, Patrono de esta Ciudad Trinitaria. “Si mi fe se interpreta como miedo –le dijo al emperador Constante- que mañana me coloquen sin armas delante de las avanzadas. En el nombre del Señor, y con el signo de la cruz por toda defensa, atravesaré sin temores los batallones adversarios”.

En cuanto a los enemigos, zurdos, tuertos, bizcos, patilludos, derechoides, neoderechizantes, ambiguos, populistas, demagogos, anarcolibertarios, ambidestros, acomodaticios, votopartidócratas, tomad nota. ¡Os estamos esperando! Nos inspiráis cólera, no miedo; bríos no retrocesos; pugilatos, no contubernios.

Agathaura no olvida sus raíces. Y nosotros somos La Agathaura de la memoria fiel. ¡Aquí no se rinde nadie!, como gritó Hermindo Luna. Y completó después el Perro Cisnero: No sé capitular, no sé rendirme. Después de muerto hablaremos.

-Padres, Docentes, Jóvenes: ¡cada cual en su puesto! ¡Viva Agathaura! ¡Mueran los salvajes, asquerosos e inmundos Disidentes Controlados!

Aquellas palabras inspiradas (o robadas a algún paleofacho, según las malas lenguas), lo habían transfigurado a Sancho. El aplauso fue unánime, prolongado, manoseador y estentóreo. Su figura tomó por instantes las formas estilizadas de El Caballero de los Espejos o de El de la Blanca Luna. No se le vieron durante esos momentos mágicos ni las mortadelas que solían colgarle de las faltriqueras, ni las ristras de ajo que hacían de carcaj, ni las alpargatas con restos de alpiste y popó de bataraza. Suspiraban por sus palabras Casildea de Vandalia, prometida de Sansón Carrasco, la pastora Marcela, Quiteria la Hermosa, novia de Camacho el rico; y hasta Teresa lo besó tiernamente en las comisuras, como si no fuera su marido.

Todos asintieron que en tamaña e impar ocasión no hacía falta Sentencia. La Secretaría de la Disidencia Controlada fue disuelta de facto, los postulantes a dirigirla fueron desterrados; varias fundaciones gringas se apresuraron a darle cobijo, y se les advirtió a los simpatizantes, artífices y cómplices de este Montaje, que se les venía la noche de proseguir en sus trece.

Y ahinomás se dio la señal de los festejos, los cuales consistieron en una caída del sistema, un apagón intencional de internet, una marcha sobre Roma, dos recuperaciones de La Bastilla, y una sobredosis de regalismo, por la cual se canonizó súbitamente al Gaucho Rivero, a Sardá y Salvany y al Sargento Cruz.


ANTONIO CAPONNETTO

 

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El libro de Antonio, “El Último Gobierno de Sancho”, está a la venta en la Argentina en la librería “Santiago Apóstol”- La Plata 1721- Bella Vista. Contacto: 11 3782 8582 o +54 9 11 3782-8582.

Por su parte, mi nueva novelletta, “Agustín”, está a la venta en Buenos Aires en el “Centro Guadalupano- Libraría Don Quijote”- Bartolomé Mitre 1721- Zona Congreso. Contacto: 11 2536 7640 o +54 9 11 2536-7640. En Montevideo, en la librería "Diomedes", sita en Blvr. España esquina Salterain. Contacto: +598 92 415 616. 

Para leer el primer capítulo de “Agustín”: CLIC AQUÍ.

1 comentario:

  1. Muy bueno! La verdad me hizo reír y pensar sobre la realidad con esta gente de la llamada "Nueva Derecha" Me gustaría tener ese libro del Prof. Caponnetto. Vale la pena tener un material de calidad como ese, pero no puedo lamentablemente viajar a Buenos Aires. Ojalá algún día lo pueda tener. Gran abrazo y siempre con la verdad aunque duela. Los felicito!

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