A cuarenta y cinco años de su muerte, el 20
de noviembre de 1975. Tomado en parte y con agregados de una crónica de 1973.
Perfil humano
Franco nació a las doce y media de la noche del tres al cuatro de diciembre de 1892 en El Ferrol, La Coruña, Galicia, hijo del contador de navío Nicolás Franco y de Pilar Bahamonde, hija también de un oficial de marina. Cursó sus estudios elementales en el Colegio del Sagrado Corazón y en el Colegio de Marina, en su ciudad natal. Fue el segundo de cinco hermanos: Nicolás, Francisco, Pilar, Ramón y Paz. La más pequeña murió a muy temprana edad, de una enfermedad no bien diagnosticada por los médicos de la época. Ramón, héroe de la gran aventura transmarina del “Plus Ultra”, murió en una acción militar durante la guerra civil española. Viven Nicolás, ingeniero naval y durante muchos años embajador en Lisboa, y Pliar que enviudó prematuramente del ingeniero Jaraiz.
Los biógrafos de
Franco coinciden en señalar de su infancia “aquel niño, al lado de sus
hermanos, primos o amigos, resultaba un niño absolutamente corriente y normal,
si bien un tanto retraído, tímido, reflexivo y secreto, en posesión de una fría
habilidad”. Por su parte, a este respecto, Franco declara: “Yo no tuve
infancia. Nos íbamos de casa a los catorce años. Casi puedo decir que mi
verdadera infancia transcurrió en la Academia Militar de Toledo”.
Por tradición
familiar, Franco tuvo siempre vocación militar, y su boda fue un paréntesis en
su carrera. Aprovechando un breve permiso se casa en Oviedo con Carmen Polo y
Martínez- Valdés, el 16 de octubre de 1923. Como era gentil-hombre de cámara
del Rey, es apadrinado por éste, representado por el General Antonio Losada,
Gobernador Militar de Oviedo. La boda fue un acontecimiento en la capital
asturiana. Era la boda de un héroe de la guerra de África con una muchacha
perteneciente a una de las familias más conocidas de Oviedo, que no estuvieron
al principio de acuerdo con aquel enlace. Tuvieron una única hija, Carmen,
nacida en 1926, que casada con el Dr. Cristóbal Martínez Bordiú, Marqués de
Villaverde, ha tenido siete hijos: María del Carmen, Mariola, Francisco, María
del Mar, J. Cristóbal, Aránzazu y Jaime. La mayor, María del Carmen,
recientemente casada con su Alteza Real don Alfonso de Borbón, Duque de Cádiz y
Embajador de España en Estocolmo, Suecia, le han dado, hace tan solo unos días,
su primer bisnieto, que recibirá el nombre de Francisco.
De sus aficiones,
se dice: “Franco es pintor. Pintor que contempla con tierna benevolencia sus
propias obras. Pocas persona han contemplado sus cuadros”.
“La caza es una de
sus grandes aficiones y por servirla sufrió un grave accidente que estuvo a
punto de estropearle la mano izquierda. Escopeta infatigable y certera, son
muchas las anécdotas que de él se conocen”.
“El sentido de la
imagen, manifiesto en un hombre que desde niño sintió gran inclinación al
dibujo y luego a la pintura, se traslada al objetivo de la cámara fotográfica”.
“La pesca, sea
fluvial (salmón, trucha), sea marinera y de altura (bonitos, atunes y hasta
algún que otro cachalote) se inserta en las distensiones deportivas de Franco”.
“Es un asiduo
jugador de golf a lo largo de todo el año, lo mismo en su retiro de El Prado
que, llegando el verano, en La Zapateira de La Coluña”.
Franco, el militar
Franco no puede
seguir su vocación de marino, ya que el Gobierno español, por penuria del
erario público, suspendió las convocatorias de ingreso en la Escuela Naval
Militar, y el 29 de agosto de 1907, cuando aún no había cumplido los dieciséis
años, ingresa en la Academia de Infantería del Ejército de Tierra, que se
hallaba en la ciudad de Toledo, graduándose como el más joven alférez de España
el 13 de julio de 1910.
Durante sus años de
Academia Militar deja ya una idea bastante definida de su personalidad. Su
biógrafo, Joaquín Arrarás, dice de él en un libro escrito en 1937: “Franco era
fino y delgado, con unos ojos grandes, brillantes y curiosos. Decidido y
siempre bien dispuesto para cumplir los deberes, por penosos que fueran, que
imponía la disciplina de la Academia. Pero, a la vez, inquieto, con un alma
saltarina y alegre que le impulsaba a asociarse a las bromas y aventuras que
son el perfume de los años floridos de cadete”.
Su carrera militar
es rápida e intensa. Asciende a Teniente a los pocos meses de incorporarse a
África, el 16 de enero de 1915 a Capitán, cuando sólo tenía 22 años. Su
bautismo de sangre fue el 23 de junio de 1916 al atacar a los rebeldes de la
Kabila Anjara, siendo herido en el vientre. Estuvo al borde de la muerte.
Muchos años después, uno de los médicos que lo atendió reveló ante las cámaras
de televisión que su herida fue tan grave que habían prohibido su traslado a un
hospital por temor a que no llegase con vida y se salvó por el segundo de
tiempo en que había entrado la bala y el movimiento respiratorio. Le premiaron
con la cruz de María Cristina y es ascendido a Comandante.
A los 24 años,
cuando estaba destinado en el Regimiento del Príncipe, en Oviedo, su nombre era
ya popular y se le conocía cariñosamente con el nombre de el “comandantín” por
ser el más joven Jefe del Ejército que tenía España.
Franco vuelve a la
campaña de África como lugarteniente de Millán Astray en la Legión y su aureola
de bravura, sangre fría y seguridad, que infunde además a sus soldados, se
extiende a la Península.
En 1922 publica su
libro “Diario de una Bandera” y el Consejo de Ministros acuerda su ascenso a
Teniente Coronel, convirtiéndose en Jefe de la Legión a los 30 años.
El General Primo de
Rivera, Jefe de la Dictadura, dijo de él: “Ninguno ha luchado más, ni con tanta
perseverancia, ni con más capacidad en Marruecos”.
En setiembre de
1925, Franco como jefe de la columna de vanguardia, desembarca en Alhucemas y
con esta victoria se logra la pacificación del territorio marroquí. Pocos meses
después, como recompensa a sus méritos de guerra, es ascendido a general a los 33 años, recibiendo además su segunda
medalla militar, la Encomienda de la Legión de Mérito Militar y Naval francés. Ahora no es ya sólo el más joven Jefe
Militar de España, sino el más joven general de Europa. En 1928 es nombrado
por Primo de Rivera director de la Academia General Militar.
De su labor en la
Academia, Maginot, Ministro de la Guerra francés, que la visitó en 1930 dijo:
“No es ya un organismo modelo, sino el centro en su género más moderno en el
mundo. El General Franco, aunque joven, me pareció un caudillo maduro y un
director lleno de experiencia, de visión y de sicología de mando. Un Ejército
encuadrado en el plantel de una oficialidad semejante sería un Ejército
envidiable y temible”.
Por la pacificación
de Asturias en octubre de 1934 recibe la Gran Cruz del Mérito Militar. Es
ascendido a General de División y en marzo de 1936 desembarca en Tenerife como
Comandante General de Canarias. Desde allí sigue los acontecimientos que se
están desarrollando en la Península. Ante la caótica situación del país y
desbordada toda autoridad, el 18 de
julio de 1936 se levanta el Ejército contra el Gobierno y Franco toma su mando.
El 5 de agosto, festividad de la Virgen de África, ordena la salida de
Marruecos hacia España del convoy, llamado de la Victoria, con tres mil hombres
y seis baterías. Una vez en la Península, consigue unir, tras la batalla de
Mérida y Badajoz, las fuerzas nacionales del Norte y del Sur. El 29 de setiembre de 1936 es nombrado Jefe
Superior de todas las fuerzas, y el primero de octubre del mismo año, la Junta
de Defensa Nacional promulga el decreto por el que se le nombra Jefe del Estado y Generalísimo de los
Ejércitos. Durante tres años protagoniza páginas gloriosas de guerra civil
española, como militar y estratega, y el primero de abril de 1939, emite el
lacónico parte de la victoria:
“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército
rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra
ha terminado”.
Franco, el estadista
A partir de este
momento, el estadista sustituye al militar en la personalidad del Jefe del Estado Español, durante treinta y tres años de paz.
Al frente del nuevo
Estado, franco impregna su política de un carácter fuertemente social. Sin
declararse monárquico o antirrepublicano, repite en varias ocasiones que es
opuesto al retorno del régimen liberal, esterilizador.
El primero de
setiembre de 1939 se declara la Segunda Guerra Mundial y Franco logra afirmar
una indefectible amistad con las potencias del Eje, sin comprometerse, sin
embargo, de una manera decisiva. El 4 de setiembre de 1939 dicta un decreto
declarando la neutralidad Española, y el 13 de junio, la “no beligerancia” para
testimoniar el vivo interés español en los asuntos del Mediterráneo. Alemania
insistía en que España debía entrar en la Guerra y Franco acude a Hendaya el 23
de octubre de 1940 para entrevistarse con Hitler. A las peticiones del alemán
no contesta con un “no” rotundo, pero su negativa es real y efectiva. Lo mismo
ocurre en febrero de 1941 en Bordighera frente a Mussolini, que al parecer ya
está convencido de que no alcanzará la victoria. A su regreso, en Montpellier,
se entrevista con el Mariscal Pétain.
En vísperas del
término de las hostilidades, el Gobierno de Washington publica el 21 de febrero
de 1944 una condena al gobierno español, por su “carácter antidemocrático y
totalitario”. El Primer Ministro británico Winston Churchil, instigador de la
guerra por temor al poderío alemán, orquesta esta misma declaración, asegurando
que la España franquista nunca sería admitida en las Naciones Unidas. Truman y
Bevin confirman en distintas ocasiones esta actitud de los gobiernos
respectivos y Francia se adhiere a ella pidiendo la sustitución del General
Franco, mediante el cierre de la frontera con España. Los gobiernos
norteamericano, británico y francés publican una nueva declaración común de
condena.
Pese a este
“boicot” internacional, la política exterior del Jefe del Estado hace que el
primero de marzo de 1951, Washington envíe a Starton Griffis como Embajador en
Madrid; el 3 de marzo, Su Santidad el Papa le otorga la Orden Suprema de Cristo
y el 15 de diciembre de 1955, España ingresa en las Naciones Unidas.
A partir de este
momento, la España que algunos creyeron condenada a muerte tras la declaración de
Postdam, ingresa poco a poco en los organismos financieros internacionales e
inicia el proceso de recuperación económica.
Desde el punto de
vista de la política interior, Franco somete a referéndum la Ley de Sucesión,
que es aprobada en 1947 por un 93 por ciento de los votantes.
España se ha convertido en un Reino y el 22 de julio de 1969 Franco pronuncia en las Cortes (Parlamento) un discurso en el que propone una ley, aprobada por aplastante mayoría, en virtud de la cual le sucederá el Príncipe Don Juan Carlos de Borbón a título de Rey [Rey felón y delincuente quien, con el cadáver de Franco aún caliente, lo traicionó]. Un día después Juan Carlos [Rey perjuro] jura en las Cortes en presencia de Franco lealtad al Jefe de Estado y a los principios fundamentales del Movimiento, pronunciando su primer discurso como sucesor.
arriba España!, Viva Franco caudillo por la gracia de Dios!
ResponderBorrarUn par de precisiones históricas. El alzamiento no se inició el 18 de julio en Canarias liderado por Franco, se inició en la tarde noche en Marruecos el día anterior, 17 de julio, liderado por el coronel Solans. Franco se adhirió al día siguiente.
ResponderBorrarEstimado Eddie: Muchas gracias por leer nuestra revista y por todos los comentarios que ha hecho en las últimas horas. Un saludo cordial.
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