Eran las nueve y cuarto de la noche y la MASA prendió su televisor. Apareció Luis, el tirano Luis, diciendo qué y cómo debían hacer.
Entre sus medidas sanitarias –científica y honorariamente respaldadas, por supuesto- se encontraba el curioso mandato de no ir al baño entre las seis de la tarde y las seis de la mañana. Se descubrió que el virus, a esas horas, deambula más denodadamente por las cañerías.
La MASA, satisfecha, apagó su televisor. Los más temerarios osaron realizar algún sticker o emoticón alusivo a la extraña medida, pero nada más. Si Luis lo decía, adusto y serio, sería así. Y además lo respalda el GACH.
Esta situación, que parece inverosímil, no está muy lejos de la realidad.
Comprobamos con angustia el nivel de decadencia cultural, moral e intelectual de las gentes; su falta de vínculos sociales, capaces de darles otra capacidad de reacción –los cuerpos intermedios han sido extinguidos por el liberalismo-; ante este panorama, y vista la concentración de poder que tienen los gobernantes –inédita en la historia- éstos pueden hacer lo que quieran con sus súbditos. Tienen a su merced millones de seres humanos, cada vez más primitivos. La situación es verdaderamente preocupante.
Estamos a un paso del comunismo.
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