Por BRUNO ACOSTA
El excelente blog “In Exspectatione” –hoy inactivo- tenía, como ilustrando su página, al costado derecho, una serie de imágenes con comentarios al pie. En una de ellas el autor, adelantándose –sin saberlo- en el tiempo, premonitoriamente, hablaba de “la elocuencia de un trapo”. El trapo que mentaba el susodicho era una camiseta de fútbol con el apellido “Buffón”; la fotografía fue tomada justo cuando Bergoglio la recibía como obsequio… y no hay mucho más que agregar.
Ahora bien: cuando nosotros, ahora, nos referimos a “la elocuencia de un trapo”, nos referimos, ni más ni menos, al maldito bozal. O, como gustan llamarle sus adeptos, al “tapaboca” o “mascarilla” (que así le dicen en la sufrida Madre Patria). Sí: el bozal es un trapo que dice mucho; que es, justamente, elocuente. ¿En qué sentido? En el sentido de que es un símbolo.
Probada está su nula
utilidad para detener esta supuesta enfermedad. Así lo confesó la propia OMS al
inicio de la locura, en marzo de 2020. En ese sentido, el diario “El País”, el
viernes 13 de marzo de 2020, informaba:
Un anuncio similar fue realizado a finales de febrero por parte del
director de Salud de Estados Unidos, Jerome M. Adams, a través de su cuenta de
Twitter. ‘En serio, gente, ¡dejen de comprar barbijos!’.
Esto, leído hoy, parece herético; pero fue publicado por el diario de mayor circulación del Uruguay, y sostenido por la propia OMS. ¿Qué queda, entonces? Queda que el bozal –como decíamos- es sólo un símbolo. Un símbolo impuesto universalmente por quienes controlan el mundo –la plutocracia internacional- y aceptado sin rechistar por el borregaje masificado. ¿Y qué significa ese símbolo? Se nos antojan dos significados, y pueden haber más:
1) Sometimiento.
2) Despersonalización, masificación, igualitarismo.
1) El sometimiento
es claro por cuanto el bozal “marca” quienes son adeptos al relato plandémico
impuesto por las élites –quienes, en definitiva, son adeptos a éstas- y quienes
no, y en qué grado. “Marca”, utilizando una idea nuestra, quienes son
feligreses de la “religión del covid” y quienes no. Y, como decíamos, hay de
todo. Hay algunos que derechamente deben catalogarse de imbéciles, que hacen
deporte con el bozal; nos preguntamos cómo reciben el oxígeno suficiente. Hay
otros que utilizan no uno sino ¡dos trapos!; y quienes, en tristísima actitud,
le ponen bozales a los niños y hasta sugieren ponérselos a bebés. En el otro
extremo, están los individuos que se resisten a utilizar el trapo y que lo
hacen de mal modo en los lugares donde los obligan.
2) La despersonificación,
la masificación y el igualitarismo son fenómenos todos conexos entre sí. El
bozal cubre el rostro, que es la fuente de la personalidad. Se insiste en que
debe tapar, no sólo la boca –como sugiere uno de sus apelativos- sino también
la nariz; quedando al descubierto, únicamente, los ojos. Queda así borrada la
esencia del rostro, al modo de las mujeres musulmanas –y otra vez el
sometimiento del que hablábamos recién-. En este sentido, leímos recientemente
un escrito del Dr. Antonio Caponnetto que, también premonitoriamente –en el año
2019- nos advertía sobre el riesgo que corría “el rostro”. Así escribía el
maestro argentino (“La foto antigua”, en “ESI. Lecciones Políticamente
Incorrectas”):
“[…] la corporeidad tiene su jerarquía, y por lo mismo
su subversión. Y así como ahora, para nuestra vergüenza irremediable, los
cuerpos son evaluados anatómicamente por aquellas partes que no están llamadas
a exhibirse, tiempos mejores hubo en que todo lo digno de ser mostrado por el
hombre se cifraba en su semblante. Su villanía o decencia se espejaba en la
faz. En el visaje de su encarnadura quedaba grabada la hidalguía y el decoro; y
por eso el término rostro, entre las antiquísimas culturas orientales, designó
precisamente el honor y el prestigio.
[…] En el anecdotario de la vida de Miguel Ángel
Buonarroti, se cuenta la costumbre del enorme artista de buscar modelos para
sus personajes bíblicos entre los hombres de su entorno. A ellos acudía movido
por la inspiración. Y sucedió que un día halló la cara exacta que
analógicamente podía servirle para pintar a Jesucristo; y tras muchas años,
volvió a hallar otra tristemente apta para describir a Judas. Dura fue la
sorpresa y largo el llanto del artista y del modelo, cuando descubrieron que se
trataba de la misma persona. En el medio, la iniquidad había dejado sus huellas
en el rostro.
[…] Misteriosa aquella Égloga Cuarta de Virgilio, que
hablando de un Niño que nacerá para gloria de la humanidad toda, le dice
significativamente: ‘comienza ya, niño,
a reconocer con una sonrisa a tu madre’. No habrá infancias que puedan cumplir
con este trascendental imperativo, si sus rostros no son restaurados. Y si no
lo son, decrecerá la niñez, la maternidad y la sonrisa. Casi nos tememos que es
exactamente lo que está sucediendo, o lo que el demonio procura que suceda”.
Proféticas y
estremecedoras palabras. Sí: efectivamente, es lo que el demonio procura que
suceda, y sucedió: los rostros de las madres y de los niños han sido cubiertos
con un trapo; borradas han sido sus sonrisas. Borradas han sido la niñez y la
maternidad.
Destruido de esa
manera el rostro –matriz de la persona- quedan sujetos despersonalizados,
masificados, igualados. Ovejas de corral que son tan sólo números, fáciles de
dirigir desde arriba.
Al principio de este acontecimiento surrealista, recordamos que un grupo de trinitarios –entre quienes estaba el propio Dr. Caponnetto- llamaron a quemar -y de hecho quemaron- bozales en la vía pública. Cuanta razón tenían. Habían comprendido el símbolo que es el bozal; la maldita elocuencia de ese trapo sucio.
Excelente.
ResponderBorrarGran resumen de lo que significa ese maldito símbolo. Sabido es que al diablo y sus seguidores siempre les ha interesado el simbolismo.
ResponderBorrarElnegacionistaconspirativistadeultraextremaderecha
Usted sí que es de derecha.
BorrarMuy bien dicho, Bruno. Felicitaciones por dar testimonio de la verdad en esta época de ceguera espiritual y de pusilanimidad generalizadas, en donde la mayoría de los intelectuales católicos tienen "pauta completa", llevan dos años enmascarados sin rechistar, no dicen ni pío sobre la insoportable "vacunación" infantil en curso y no presentan reparos contra el "pase" totalitario. Yo creo que si se abrieran campos de concentración para quienes rehusamos inyectarnos el veneno transgénico encontrarían argumentos para justificar la medida, en aras del "bien común" y los "valores cívicos". He publicado su muy atinada nota en mi blog:
ResponderBorrarhttps://gloria.tv/post/2F1GbvhFuckE3qAJ2suiWyxD4
Muchísimas gracias, Alejandro, por sus palabras. Hay muchos católicos que no pueden y, sobre todo, que no quieren ver. Mucha tibieza. Otros que están cómodos con sus bozales pues ya fueron desperzonalizados y masificados. En fin... Gracias también por publicar la nota. Felicitaciones por la labor que hace con su blog. Un abrazo.
BorrarMuchas gracias, Bruno. Si me lo permite, paso seguidamente enlace a algunas publicaciones que deberían servir para hacer reflexionar seriamente a los intelectuales católicos que permanecen mayoritariamente en un letargo incomprensible y un silencio injustificable respecto al atentado terrorista planetario y al crimen contra la humanidad sin precedentes perpetrado por le élite mundialista eugenésica hace ya dos años:
ResponderBorrar1. "Análisis sobre la manipulación plandémica": https://gloria.tv/post/8WNf8T91VtRYDzghf9RyqaX4k
2. "La pandemia no se está gestionando con objetivos de salud sino políticos": https://gloria.tv/post/WhYbaQFYptZE1GDsndhajLDcs
3. "Evento 201: Simulacro de pandemia de coronavirus organizado por la Fundación Gates en 2019": https://gloria.tv/post/2JcowfENZ3ja17YoRwasRriAS
4. "07/02/2020 - 07/02/2022: Dos años de Miles Christi": https://gloria.tv/post/XvaRqPhndULP3cqhn6BRduqtY