Por BRUNO ACOSTA
El blog “Wanderer” podría definirse como una página dedicada al chimento eclesial y al divague filosófico- cristiano, con marcado acento liberal, anglófilo y burgués. Su influencia ha sido nefasta para el conservadurismo o tradicionalismo católico argentino, y, también, para el de otras regiones hispanoamericanas. Puesto que, de ese modo edulcorado, informal, zigzagueante, biempensante, ha infectado, de a poco, inadvertidamente, las conciencias cristianas de liberalismo, de anglofilia y de aburguesamiento. Hace un tiempo, se lo hizo saber otro blog argentino, “Los Cocodrilos del Foso”, dirigido por Dardo Juan Calderón, hijo del insigne historiador Rubén Calderón Bouchet. Lastimosamente, los artículos –jamás contestados- de esa página han desaparecido.
Quisiéramos hoy nosotros, humildemente, ocuparnos de
este blog, con ocasión de las elecciones en la Argentina. Cada vez que hay comicios allí, entre los más
formados católicos se suscita la disputatio
acerca de la participación en el sistema democrático y el voto al “mal
menor”. Discusión que ni siquiera debería darse, si los principios estuviesen claros:
la democracia liberal partidocrática es, en esencia, una perversión. ¿Cuál es
la postura del sitio “Wanderer”? Una postura, por supuesto, ni fría ni
caliente: tibia. Hasta podríamos decir candorosa e inocente. Pueden leerla AQUÍ
y AQUÍ. Mas, de todo el palabrerío del anónimo escriba -¿por qué se oculta?- rescataremos,
para nuestro análisis, una oración. Es esta:
“[…] a fin de evitar equívocos, comienzo con una aclaración. Votar o no votar es una decisión de cada
uno, y si vota, es su decisión a quién vota.”
Haciendo
una chanza de mal gusto –pero no inconsecuente en cuanto a los fundamentos-
esto de la “decisión” nos trae a la memoria aquél macabro mantra de las aborteras:
“mi cuerpo, mi decisión”. Y sí: sobre mi decisión no hay nada, ni nadie. Hago
absolutamente lo que quiero. Del liberalismo al planteo de las infanticidas hay
un paso; o ni siquiera un paso.
Pero
yendo al punto, esta sola frase del “caminante” demuestra lo que sosteníamos:
su pensamiento es liberal. E infecta de liberalismo, entre dos vasos de whisky,
sentados en cómodas poltronas -tal la “canchera” imagen que quiere dar- a sus
incautos lectores.
Porque,
primero: “¿votar o no votar es decisión de cada uno?”. Es decir: participar o
no en un sistema condenado por la Iglesia, ¿es decisión de cada uno? Recuérdese
que la Iglesia ha condenado todas las dimensiones del inicuo régimen: el
sufragio universal, la soberanía popular, el liberalismo, los partidos
políticos. No obstante ello, ¿está en mí elegir, con mi voto, participar o no
del sistema?
En
segundo lugar: “si voto, ¿es mí decisión a quién voto?” Entonces: ¿está en mí
decidir autónomamente a quién votar?
¿No debo, llegado el caso, regirme por principios heterónomos que me indiquen a quien debo elegir?
De este
planteo se desprende paladinamente un pensamiento liberal y –consecuentemente-
erróneo del responsable del blog “Wanderer”. Pensamiento que ha contaminado
–como decíamos- durante años a sus seguidores.
Para
terminar, su filosofía nos recuerda las palabras de León XIII en su
trascendental encíclica “Libertas”. Leámoslo:
“Esta es la pretensión de los referidos seguidores del
liberalismo; según ellos, no hay en la
vida práctica autoridad divina alguna a la que haya que obedecer; cada
ciudadano es ley de sí mismo. De
aquí nace esa denominada moral independiente, que, apartando a la voluntad,
bajo pretexto de libertad, de la observancia de los mandamientos divinos,
concede al hombre una licencia ilimitada”.
Para el articulista, “no hay en la vida práctica autoridad divina alguna a la que haya que obedecer; cada ciudadano es ley en sí mismo”. En sus palabras: Votar o no votar es una decisión de cada uno, y si vota, es su decisión a quién vota. Es la consagración de la “moral independiente” propia del liberalismo –tal como denunciaba León XIII-, por más que esté adornada de perendengues cristianos.
Muy bueno. Está escrito con fuerza, con precisión, hasta con indignación y claridad.
ResponderBorrarEs como si el Escribano Pastore tomara un facón y lo clavara una y otra vez, a derecha, a izquierda, luego lo saca y lo vuelve a introducir, luego gira y coloca otra estocada. Y al final, el planteo de The Wanderer me aparece ante la vista como lleno de marcas y heridas, de las cuales brota sangre.
ResponderBorrarMuchísimas gracias por ambos comentarios, Juan Carlos. Sus palabras son caritativas, claras, vivaces, y me sirven de estímulo. Un gran abrazo. BRUNO ACOSTA
BorrarMuy buen artículo, gracias por el mismo.
ResponderBorrarRudy
Muchas gracias a Ud., estimado Rudy. Gran abrazo.
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