Mi amigo Juan Carlos Monedero ha demostrado, con denuedo,
que la teoría de su tocayo Darwin es falsa; esto es, para el vulgo, que el
hombre procede del mono.
Ahora bien: me permito disentir con él. O, al menos, plantear un matiz. Puesto que creo que no es que el hombre proceda del mono, sino que el hombre, con el ineluctable acontecer del tiempo, SE VOLVERÁ UN MONO. No procede, sino que se tornará mono.
A los hechos me remito. Hoy ya el hombre, incluso el universitario,
no lee. Tampoco sabe hacerlo con un grado alto de abstracción. La última publicación
en esta revista me lo ha demostrado. En general, un grave proceso de decadencia
cultural se patentiza; la nueva forma de comunicación es la audiovisual, elemental,
receptiva, o, de otra forma, se reduce al intercambio de los llamados -con perdón-
“memes” o “emoticones”. El comercio de imágenes; la expresión de ideas a
través de ellas, retrotraen al ser humano a las (supuestas) épocas cavernarias.
El proverbial “hombre de las cavernas” -el mono, en definitiva- amenaza con reemplazar,
tarde o temprano, al animal racional y político, al buen decir aristotélico. Así
como el hombre primitivo se expresaba a través de dibujos; así también el
hombre posmoderno lo hace a través de imágenes que envía vía mensajería
instantánea.
Al leer la obra de Rousseau, Voltaire le escribió: “Jamás
se ha empleado tanto ingenio en pretender convertirnos en bestias. Al leer vuestro
libro se sienten deseos de caminar a cuatro patas”. Ahora no es necesario leer
“El Contrato Social”. Alcanza con utilizar las redes sociales.
BRUNO ACOSTA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario