lunes, 10 de noviembre de 2025

A LAS JUVENTUDES URUGUAYAS, Y DEL MUNDO...


Por JUAN ANTONIO HERNANDORENA

Era una soleada tarde de noviembre, durante el día 9 de este mismo mes del 2025, y en el cual también me encuentro escribiendo estas palabras, que me encontraba en mi travesía por aquellas aguas negras y turbulentas que constituyen lo que conocemos como Twitter, un ecosistema caracterizado, como ya sabrá el lector, por todo menos que belleza y productividad y paz. Bajaba con lenta velocidad mientras hacía rodar sobre su pequeño eje a la rueda del ratón, cuando me topé con una publicación interesante. No una publicación propia que representase el ingenio o humor de alguna persona que sentada en alguna parte del globo usase su tiempo para dejar una huella interesante en el mundo virtual, sino un retweet, y un retweet en respuesta a un titular del famoso periódico “El Observador” del Uruguay. Periódico fundado en 1991 y actualmente de los más conocidos. El titular del artículo al cual respondía el retweet me llamó rápidamente la atención porque afirmaba que los jóvenes uruguayos están en su posición más a la “derecha” de los últimos 30 años.

Fingí sorpresa ante tal afirmación que el periódico digital nos brindaba a los uruguayos a través de las redes sociales, y no tardé en mandarle el artículo a mi círculo cercano, pero ni a mí ni a ellos les sorprendía. Nada nuevo bajo el sol era, ciertamente, el miedo disfrazado de estudio cuantitativo y demográfico de las ideologías políticas en la población juvenil, tan despreciada por algunos pero también, tan deseada por otros. Y es que en ese papel vital que posee la juventud en la lucha política partidocrática, no solamente en su sentido tradicional sino también en su terreno psíquico y metapolítico, que la juventud se encuentra en divague eterno, sin orientación ni horizontes concretos. Vemos una juventud que alrededor del mundo occidental, y de hispanoamérica, está arraigada al internacionalismo, y desarraigada ante su patria, su comunidad, su historia, su fe, su identidad. Una juventud tan degradada que carece de la capacidad para poder realizar alguna acción, una obra fecunda.

Los jóvenes no son capaces de encontrar un ideal que los conmueva y los mueva. Las llamadas derechas, falsas derechas carentes de cualquier tipo de espíritu reaccionario ante este mundo posmoderno, y las llamadas izquierdas que han perdido cualquier ápice de revolución en su ser, transformándose así en pensamiento hegemónico y sistémico, han atrapado en sus fauces a las personas de la mayoría de naciones, que se muestran incapaces de orientarse eficiente y valientemente hacia adelante. Y mientras tanto el centrismo, que muchos jóvenes manifestando su cobardía, ven en esta postura como lo razonable y verdaderamente bueno, cuando en realidad el centrismo por su propia naturaleza no es más que la ausencia de posturas e ideas claras, no es una posición política, es la muerte en política. La situación actual no ayuda para nada, porque vivimos en la era de la confusión y la subversión de los valores, vemos como el lenguaje se confunde, se distorsiona, vemos como los sexos, el orden biológico con el cual Dios hizo al hombre y a la mujer, se destruye y se ataca, se distorsiona y se relativiza, y esto es necesario para los que preparan la futura civilización que se presenta cada vez más cerca, un futuro que nos promete ser como dioses. La manzana del transhumanismo parece ser el único obsequio posible que se nos dará.

Sin embargo, todo berrinche ante la autoridad del padre, por más larga y fuerte que sea, llegará un punto en la historia en que cuando los hombres quieran maximizar su arrogancia de la misma forma que los hombres de la Atlántida lo intentaron, según el texto de Critias, se volverá a poner de manifiesto que la única máquina posible y admisible para gobernar, es el hombre. “El hombre es el Sistema”, como bien lo afirmaba José Antonio Primo de Rivera en aquella dulce tarde de octubre.

Pero ante esta realidad, está la posibilidad de construir una Tercera Posición, que por justamente ser eso, una tercera POSICIÓN, una tercera VÍA, no es centrismo, por más que algunos lo piensen o confundan este concepto con la idea del centro. La Tercera Posición no es ni pude ser de centro, porque ser de centro no es una postura política. Y es ante esta tarea, ante este deber, que nosotros, la juventud, tenemos las mejores herramientas, porque fueron aquellos movimientos de la vieja Europa, la última Europa que fue tal, que estaban movidos por la savia de la juventud, la virilidad, la alegría, el coraje, y en definitiva, la fuerza rejuvenecedora que mueve las montañas. Solamente es en la juventud que puede haber esa fe salvaje y radical, aquella fe necesaria, que según afirmaba el autor oriental, Adolfo Agorio en su obra de “Roma y el espíritu de Occidente” de 1934, con la cual se podría detener a la declinación del mundo occidental. Una fe casi salvaje en los valores del alma humana contra la sordidez de los egoísmos. ¿Y qué es la fe, sino la única razón de vida? El mundo moderno ya ha comprobado que la humanidad sin fe, no es humanidad.

Nosotros, los orientales, vivimos en un Estado peculiar en la región y en la historia de hispanoamérica, o iberoamérica para incluir al coloso vecino. No es sorpresa para nadie, no es algo que inclusive nos importe al día a día, pero el origen de la independencia de la República Oriental del Uruguay es conocida sin dificultad. No es este el texto adecuado para detenernos en aclaraciones históricas, pero se puede concluir que el Estado del Uruguay representa, en la historia del continente, la mayor expresión de separatismo al menos en el cono sur. Nuestro Estado, que es representado por la masonería, por las ideas que nacieron del oscuro siglo de las luces, un Estado liberal que no cree en nada, una consecuencia de la acción extranjera del inglés Ponsonby, son cuestiones que provocan ante la opinión de no pocos compatriotas, el rechazo desde el punto de partida a cualquier idea o gran proyecto político. Muchos, y con motivos relativamente válidos y entendibles, no tienen voluntad para el patriotismo o el nacionalismo apasionado, ya que no ven digno entregar el sacrificio y el esfuerzo que se requiere para la gloria de un país, a uno que justamente nace acompañado de la mano por fuerzas oscuras. Sin embargo nosotros, desde “Resurgir Nacional”, consideramos insuficientes y ambiguas a las críticas enfocadas en el origen histórico del Estado-nación del Uruguay, ya que sí esa fuese una razón para renegar de cualquier idea de nacionalismo grande, entonces los nacionalismos de nuestros países vecinos carecerían de sentido.

¿Por que qué es hispanoamérica actualmente, sino en realidad el conjunto de repúblicas que nacen de la balcanización de todo un Imperio?

Desde el final de las independencias, no ha existido un país verdaderamente católico y tradicionalista, por decirlo desde el vamos. Siempre hemos estado desarrollándonos, nosotros los hispanos, en esa lucha entre dos visiones. En Uruguay los nacionalistas de nuestro tipo somos pocos, y si no somos pocos, estamos muy dispersos en todo el territorio nacional. No somos los primeros de nuestro tipo, han habido otros parecidos a nosotros, pero “Resurgir Nacional” es único y pionero en su forma de ser, en su voluntad, y en su caracterización.

La Tercera Posición en Uruguay debe estar dirigida a romper con el orden en el que hemos vivido, que a pesar de algunos períodos de interrupción como aquella “Tercera República” de Gabriel Terra, siempre ha sido el mismo. La Tercera Posición uruguaya debe estar dirigida a romper con la estructura liberal y masónica que nos ha acompañado a lo largo de la historia, y dicha estructura es justamente apoyada y sostenida por las derechas e izquierdas, porque es el Estado liberal quien las engendra. Debemos poner nuestros esfuerzos en establecer un orden nuevo. Y ese orden nuevo debe tener una aspiración máxima que es la unidad, y en la actualidad, no hay régimen de gobierno vigente en todo Occidente que tenga como objetivo la unidad.

Nosotros los jóvenes, los nacidos en los años 2000, incluyéndome, que provenimos de esa generación conocida con la letra Z, y famosa por ser aún más extremista y radical que la generación anterior, debemos tener en claro que el mundo que nos han heredado nuestros padre y abuelos, se encuentra podrido, y lo que se encuentra podrido se saca de raíz para que no siga infectando a lo que pudiese estar sano.

Y volviendo a las estadísticas sobre las derechas y la juventud, lo vuelvo a afirmar, no es nada nuevo, Martín Gutiérrez ya recoge por ejemplo en su “La República de las Mentiras” estudios del 2018 donde se exponía la falta de fe de los uruguayos en la democracia. Pero ante esta situación provechosa que vivimos, que son auténticas horas doradas, aparecen focos de atracción del sistema mismo como mecanismos de defensa. Entre estos focos de falsa alternativa están los exponentes de liberalismo y la “nueva derecha” actuales.

Vuelve a la palestra la discusión, el gran debate, del individuo contra el Estado y el Estado contra el individuo, algo que ya había sido superado por José Antonio Primo de Rivera, el político-poeta hace casi 100 años, en 1935, “El Estado se encastilla en su soberanía: el individuo, en la suya; los dos luchan por su derecho a hacer lo que les venga en gana. El pleito no tiene solución. Pero hay una salida justa y fecunda para esta pugna si se plantea sobre bases diferentes. Desaparece ese antagonismo destructor en cuanto se concibe el problema del individuo frente al Estado, no como una competencia de poderes y derechos, sino como un cumplimiento de fines, de destinos. La Patria es una unidad de destino en lo universal, y el individuo, el portador de una misión peculiar en la armonía del Estado. No caben así disputas de ningún género; el Estado no puede ser traidor a su tarea, ni el individuo puede dejar de colaborar con la suya en el orden perfecto de la vida de su nación.”

Hagamos que nuestra misión sea constituir la verdadera unidad nacional. Ante las luchas y conflictos artificiales provocados en nuestras sociedades, pongamos a la unidad por encima, y todos los elementos que sean necesarios para ella.

¡SALVE!

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