Ec. Laura Raffo |
La politiquería, la
politiquería. La partidocracia. “Los frutos malos de la alternancia”…
Resulta que, tras el triunfo en las elecciones nacionales del Dr. Luis Lacalle Pou (un fantoche por quienes algunos se congratulan, así como se congratularon en Argentina tras el triunfo de Macri, y miren como les fue…) quedaba por definir las elecciones departamentales de Montevideo. Capital del país, con el 60% de los habitantes. ¡Vaya comarca!
Los politiqueros,
los parásitos de la “alternancia”, ante un Frente Amplio con vacilaciones pero,
al fin de cuentas, estructurado, sólido, mostráronse en su peor faz; mostraron
la vertiente más abyecta de la estructura de partidos heredada de la revoluta
francesa: el egoísmo, las pequeñeces, las disputas de secta y los intereses de
logia, antes que los de la Nación.
Y ansí, mientras el
Frente rojo –que lleva treinta años tiranizando Montevideo- presentaba airoso
sus candidatos, los politiqueros de la “alternancia”, de la “coalición
multicolor” (¡viril nombre con que se
han dado en llamar!) no se ponían de acuerdo con quién imponer para competir
con el Frente Amplio marxista.
El Partido de los colorados hizo lo suyo:
propuso al masón Sotelo, primero; al masonazo Chediak, después; y vetó
prestamente la única candidatura que podía derrotar al marxismo: la del General
Guido Manini Ríos.
Pero, al fin de
cuentas, todos hicieron lo suyo: se conformaron con la economista Laura Raffo
–sugerida por el propio Presidente electo- quien, en entrevista con el
semanario “Voces”, en julio de 2014, se definió literalmente como “políticamente correctísima” (¡nos
ahorraste trabajo, Laurita!), liberal y, para más señas, activa feminista. Como colofón, contaba melodramáticamente en
la misma nota que “nací en el año de la dictadura, en el 73. Vi a mi viejo
(sic) laburar por la restauración de la democracia, a mi me llevaban a los
actos y nos corrían los milicos (sic) con los palos, entonces me crié en una
etapa muy especial del Uruguay, en la cual se estaba tratando de retornar a la
democracia”.
Perfecta candidata. Completísimo el currículo. Summa cum laude de la corrección política. Sosegadas las logias, los sanedrines y los soviets. Tal, el fruto pestilente de la “alternancia”; tal, la sedicente alternativa al inherentemente perverso Frente marxista.
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