Nos enteramos con satisfacción de la renuncia de Ernesto Talvi, no sólo a la Cancillería de la República, sino a toda política partidaria.
No puede ser sino una buena noticia que un individuo disolvente, que tildaba su proyecto de “liberal, internacionalista y progresista” (¿qué diferencia sustancial existe entre esto y el Frente Amplio?) pase a cuarteles de invierno. Mucho más teniendo en cuanta que su presencia “renovadora” engañaba a mucha gente honesta, aunque mal formada.
¡Adiós, Ernestito!
Para muestra un botón: dos apuntes sobre Talvi
A) Su principal colaborador era el mandadero de la masonería Ope Pasquet. Vil personaje, entusiasta defensor del asesinato del niño no nacido, de los sodomitas, del divorcio exprés, y ahora de la eutanasia y del suicidio asistido.
B) Se opuso y frustró la única candidatura que podía vencer en Montevideo: la del General Guido Manini Ríos. Entregó, pues, la capital al marxismo, que ya la tiraniza hace treinta años. Raffo no vencerá y es, en sí, una pésima candidata.
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