“El fascismo es y debe ser la expresión organizada de
esta tendencia del espíritu contemporáneo, de esta representación clásica de la
vida contra toda teoría y raza disolventes; de este anhelo si se puede llamar ‘arquitectónico’
de orden, de disciplina, de jerarquía, de claridad, de fuerza, de cualidad, en
oposición a toda manifestación caótica, a todas las doctrinas inciertas, y al
miedo loco e idiota que envenena a algunos, que siempre temen no tener
suficientes ideas ‘avanzadas’. Indudablemente, ha llegado el momento de poner
un punto final a la carrera de la demagogia si no se quiere que la civilización
occidental –la más gloriosa de la Historia humana- se precipite en la ruina más
extrema”.
(Benito Mussolini, “Il Populo d’ Italia”, Núm. 165, 12
de julio de 1922).
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