Lacalle Pou junto con el “dadivoso” Albisu
Lo revelado últimamente sobre lo acontecido en la
Comisión Técnica Mixta de Salto Grande es una prueba más de que la democracia
es un sistema corrupto, que sirve a los inmorales.
Enseñaba el santo de Hipona que “un gobierno sin
justicia es una banda de ladrones”. La democracia liberal partidocrática, por
esencia, jamás asegura la justicia; ergo, consiste en el despotismo de los
facinerosos.
La noticia de los últimos días es que un tal Carlos
Albisu, Presidente (¿quién lo votó?) de la Comisión Técnica Mixta de Salto
Grande (¿qué es eso? ¿qué utilidad tiene?) hizo entrar a dedo en la susodicha
Comisión a 27 personas, la mayoría militantes o dirigentes de su lista
partidaria, la 404 del Partido Nacional de Salto. Cabe recordar que la lista
404 fue fundada por el membrudo Luis Lacalle Pou.
Los 27 afortunados, pues, por arte de birlibirloque (o, más bien, por arte de la vomitiva política de comité democrática) comenzaron a percibir sueldos de entre 83.487 y 292.000 pesos.
Vayan dos ejemplos: en junio de 2020, el edil de la
Junta Departamental de Salto, Carlos Silva (de la lista 404), fue nombrado “Secretario
de la Delegación de Uruguay”, con un salario de 263.304 pesos (!!!). Cinco
meses después, al edil suplente, Juan Ignacio Hourcade (también de la 404), se
le asignó el puesto de “Profesional de Asesoría Letrada”, cargo que representa
un ingreso de 185.166 pesos (!!!).
Téngase en cuenta que se trata de sueldos impúdicos,
astronómicos, inalcanzables para quienes trabajan honestamente en el ámbito
privado.
Dos casos más: el
16 de noviembre de 2020, ingresaron a la institución dos ediles más de la lista
404: José Luis Ambrosoni y Martín Burutaran. El primero con un sueldo de 131.231
pesos y el segundo con uno de 213.633 pesos (!!!).
La democracia liberal partidocrática es el sistema de
los vicios, de los acomodos, del clientelismo, de la corruptela. Es el sistema
de los “vivos”, de los inmorales que prefieren aplaudir al “caudillito” a
dedicarse a estudiar y a trabajar. Porque saben que, a la larga, el
“caudillito” los premiará con un puesto de ochenta mil pesos o más a cambio de
nada.
O quizás a cambio de algo. A cambio de seguir declamando con afectación la palabra “democracia”. A cambio de hablar de las “instituciones”, que no son sino las instituciones del vicio. Por ello, la próxima vez que noten a alguien muy preocupado por la “democracia” y por las “instituciones”, sepan que por lo que está preocupado… es por seguir siendo un parásito. Por seguir perpetuando el sistema de los “vivos”, de los inmorales, de los inservibles.
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