sábado, 26 de agosto de 2023

LUIS ALBERTO DE HERRERA: NOTAS A 150 AÑOS DE SU NACIMIENTO


Por BRUNO ACOSTA

“Decía el gran Thomas Carlyle que los grandes hombres del pasado nos llaman afectuosamente”. Así comienza su artículo “Herrera: Hidalgo y Caudillo” el profesor de Historia Don Luis Alfredo Andregnette Capurro. Escrito que fuera publicado en “Azul y Blanco” a principios de los setenta; y, más acá en el tiempo, en la revista argentina “Gladius”. Ahora, se puede leer en la recopilación de artículos del profesor, “Vista a la Derecha” (2022), publicada por la editorial argentina “Vórtice”.

Los Arquetipos, pues, los referentes, los varones egregios, nos “llaman afectuosamente”, con cariño. Nos invitan a ahondar en sus vidas para conocer el Bien y la Verdad.

Es el caso del Jefe Blanco Don Luis Alberto de Herrera, de cuyo nacimiento en los días que corren se cumplen 150 años. Excusa perfecta para trazar una semblanza de su vida y de su obra, basados en aquél escrito de Don Luis Alfredo al cual hacíamos referencia.

Son tres los puntos que queremos subrayar de la obra de Herrera; tres las notas que, nos parece, lo vuelven un “Caudillo e Hidalgo” del nacionalismo.

Un adalid de la verdad histórica

Parrafadas masónicas y liberales habían oscurecido la verdad de los hechos y de los protagonistas históricos del Río de la Plata. Así que “levantar y pulverizar la pesada lápida puesta sobre Oribe y Rosas fue su tarea fundamental”, nos cuenta Don Luis Alfredo Andregnette. “Los veintinueve volúmenes de su obra son de definición y compromiso con Hispanoamérica, en especial con las personalidades de la Ecumene Platense. [En los] excelentes tomos titulados ‘Seudo Historia para el Delfín’, […] llama a Don Juan Manuel de Rosas el Luis XI criollo; […] La comprensión de Manuel Oribe […] significó además descorrer la Leyenda Negra, mostrando al Estadista y al Estratega ‘cuya espada cansó a la Victoria’ y selló, en la batalla de Arroyo Grande, la Unidad Argentina. Después, desde Villa Restauración, en alianza con Don Juan Manuel, enfrentó al cañón de Inglaterra y de Francia”.

Sigue Andregnette: “Al Crimen de la Triple Alianza contra el Paraguay y la epopeya del Mariscal Francisco Solano López le dedicó varios y muy importantes estudios. La base incuestionable: los archivos de su padre, Ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Berro. En ‘El Drama del 65’, como en ‘Antes y Después de la Triple Alianza’, dio plena demostración de la ‘íntima concordancia de intenciones existentes entre las dos cancillerías: la que asintió el atentado y la que lo consumó’ […] Ante la labor de Herrera, primer Revisionista de esa trágica etapa, el Paraguay, reconocido, lo hizo en 1912 Ciudadano de Honor, concediéndole el grado de General de su Ejército”.

Promotor de una sana filosofía, contra el iluminismo francés

A principios del siglo pasado Luis Alberto de Herrera publicó “La Revolución Francesa y Sud América”, valiente alegato contra la nefanda influencia del iluminismo francés en estas nuestras tierras. Aquí algunos de sus párrafos, extraídos del texto de Andregnette:

“Siempre el evangelio de Juan Jacobo inspiraba el derrumbe total.”

Se refiere a la obra de Juan Jacobo Rousseau, creador del mito de la “voluntad general”, que ha hecho estragos en Occidente. Las tumultuosas y tiránicas mayorías, por el mero hecho de serlo, erigen en ley las más grandes injusticias.

“En nombre de esa retrogradación a la fraternidad pura, se llevó contra la sociedad el ataque más pavoroso que registra la Historia. Con locura sectaria se persiguió hasta en sus raíces más hondas al orden establecido, legitimando, a pretexto de beneficio final, los más increíbles atentados. Sólo se quiso la propaganda de la muerte, de la confiscación y el saqueo”.

“Los absolutismos igualitarios de 1789 atacaron en su base el concepto de disciplina social. De ahí nace la persecución vulgar a todos los elementos representativos de la sociedad y la irritación sorda contra las clases dirigentes que está a la vista de cualquier observador […]”

El reconocimiento de los grandes hombres de la Europa nacional

Herrera estuvo del lado de los buenos. A tiempo y a destiempo, oportuna e inoportunamente. Así lo cuenta Andregnette:

“Caballero de estirpe hispánica, nunca desconoció su ascendencia. Sin dudar se pronunció favorable a la Cruzada de 1936. La fuerte afinidad con el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera, afirmada en la “unidad de destino en lo universal”, lo hizo integrar la Falange como simpatizante hispanoamericano. […] Y así habló en 1939, en momentos en que visitaba Burgos: ‘El Generalísimo Franco realiza el destino de los hombres providenciales. Está haciendo historia. Saldré de España con un íntimo goce filial. Está sí es España. Esta sí que es la España concebida por los mejores ensueños de sus buenos hijos”.

“Afirmando su racial latinidad estaba consustanciado con la itálica progenie que, civilizando, siempre derramara su sudor y sangre en el trabajo y el combate desde el Septentrión al Austro. La luz de estos valores marcaron la simpatía que mostró por Benito Mussolini. La posición del Caudillo Oriental ante la Italia del Lictóreo la señaló de frente y sin cortapisas. Decía en julio de 1937 en discurso público: ‘En ninguna parte de Europa he presenciado más convincente un espectáculo. Los ideales ya hechos polvo, y dispersados como los mármoles del Foro mutilado, reocupan su puesto ostentando otra vez el broncíneo vigor de una epopeya civil, grande, maravillosa. Se trata de un nuevo ‘Risorgimento’, puesto que en lugar de la lucha entre facciones es la Comunidad marchando hacia nuevos destinos. Al centro de ese formidable movimiento de almas, civil, patriótico y social, como propulsor de la inmensa obra, se destaca la figura extraordinaria de Benito Mussolini, que llena la época contemporánea”.

Síntesis

Don Luis Alberto de Herrera (22 de julio de 1873- 8 de abril de 1959) puede considerarse uno de los grandes hombres del nacionalismo rioplatense. Este Caudillo se puso del lado de la Verdad y del Bien, y le costó no pocos sinsabores. Del lado de la Verdad, puesto que la reivindicó en el plano histórico, siendo uno de los promotores del “revisionismo histórico” nacionalista. También, porque pulverizó las falsas premisas del iluminismo revolucionario. Del lado del Bien, dado que estuvo con los grandes Jefes del Occidente Cristiano, como José Antonio, Franco y Mussolini. Esos varones que hoy no están en “olor de popularidad” –Luis Alfredo Andregnette dixit- pero que, Dios mediante, pronto lo estarán. Porque el tiempo –dice el vulgo- “pone cada cosa en su lugar”.

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