sábado, 15 de noviembre de 2025

AMEMOS A MARÍA SIN MEDIDA

Nuestra Señora del Huerto

Por BRUNO ACOSTA

Como es infaustamente sabido, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el 4 de noviembre de 2025, aprobó la “nota doctrinal” Mater Populi Fidelis. Prevost, alias León XIV, el 7 de octubre de 2025, la aprobó  y ordenó su publicación.

Diré al pasar que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe –antes la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio- vigila y conoce en todo lo referente a la fe, como su nombre indica; pero es enseñanza perenne de la Iglesia que ésta no puede errar –es infalible- en lo atinente a la fe y a las costumbres. “Esta Iglesia –se lee en el Catecismo de Trento, nota “Apostolicidad de la Iglesia”- por estar gobernada por el Espíritu Santo - no puede errar en materia de fe y de costumbres”. Ahora bien: ¿cómo es posible, entonces, que haya errado en este caso, declarando  siempre inoportuno el uso del título de Corredentora para definir la cooperación de María”, cuando la Iglesia lo sostuvo durante dos milenios? ¿O es que ha errado la Iglesia durante dos milenios? ¿Erró la Iglesia o erró “Tucho” Fernández, el perfecto del Dicasterio de la Fe? ¿Será que “Tucho” y “León XIV” no son la Iglesia, porque de lo contrario no podrían errar? Someto estas interrogantes al criterio del lector.

Estos modernistas o conciliares no aman a María. La “nota” es una afrenta gravísima contra la Madre de Dios. Es justo que, si no se arrepienten, vayan a parar a lo más profundo del averno.

A manera de desagravio –y, también, para echar lumbre sobre el entendimiento- me permito compartir estas palabras del sabio arzobispo de Montevideo, monseñor Mariano Soler, escritas en 1890 en su libro “Hiperdulía”:

“Y así, si quieres amar a Dios, y amarlo mucho, y amarlo constantemente; ama, y ama mucho y con perseverancia a María. Si quieres ser santo, serlo pronto, y con facilidad, ama, y ama mucho y tiernamente a María. No hagas, pues, caso de algunos que guiados, como piadosamente puede creerse, de buen celo respecto a Dios, mas de poca piedad y devoción para con la Virgen, quitan, o disminuyen en cierta manera los más bellos tesoros, o quieren reformar o del todo abolir algunas prácticas de religión hacia la misma Señora, que o la piedad de los fieles, o el uso antiquísimo de la Iglesia ha introducido y continuado hasta ahora. Si no, reflexiona de nuevo que para considerar, honrar, y amar a la Virgen, no hay ni modo ni ley, porque ella excede y traspasa todo encomio, toda alabanza, todo honor: como lo dice el Damasceno, y por eso asegura San Ambrosio, que nadie puede alabrar digna y suficientemente a la Santísima Virgen, sino solo Dios.

Sirvamos, pues, alabemos, recomendemos, y amemos a María sin ley, sin medida, porque así daremos a Dios un gusto infinito y seremos santos, muy pronto santos y grandes santos”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario