martes, 25 de noviembre de 2025

LOS EFECTOS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Ofrecemos un resumen del artículo “Cultura de la dopamina”, por Sol Valls, publicado el 11 de febrero de este año en el diario “El País”:

 

“La dopamina es una sustancia química que se libera cuando se producen sensaciones de placer [...] [hay] una tendencia de buscar constantemente estímulos que generen satisfacción inmediata como aquellos producidos por el contenido difundido a través de redes sociales, los videojuegos y las compras online [...] durante la última década, fueron varios los estudios que concluyeron que la combinación de la dopamina y el uso cotidiano de la tecnología moderna influye profudamente en el comportamiento humano, fomentando la pasividad y reduciondo la capacidad de concentración y disfrute de actividades que requieren más esfuerzo, como, por ejemplo, la lectura o el tiempo de calidad en familia”.

“La psicóloga Valentina Aguero Vera introduce la problemática brevemente: ‘El sistema dopaminérgico se activa ante estímulos novedosos [...] en un mundo con cada vez más acceso a una infinita cantidad de estímulos [novedosos], nuestro lóbulo frontal y, por tanto, nuestras acciones, quedan influenciadas por una búsqueda constante de placer, de dopamina. A niveles extremos, esto puede llevarnos a sufrir una adicción.

Alejandro Andersson, neurofisiólogo, sostiene que el uso diario y constante de dispositivos electrónicos y redes sociales impacta en el cerebro tanto a corto como a largo plazo [...] cada notificación y like estimulan nuestro sistema de recompensa dándonos una sensación de placer que, aunque gratificante, refuerza el uso compulsivo y afecta nuestra capacidad de concentración [...] esto genera una dependencia similar a la que se observa en las adicciones [...] de hecho, el profesional observa un aumento significativo en los niveles de ansiedad y depresión en la población.”

 

LA ALTERNATIVA DEL “SLOW LIVING”

 

En contraste con la cultura de la dopamina, algunos profesionales como Israa Nasir, psicóloga especializada en el bienestar emocional, proponen el movimiento slow living (vivir lento, en español), para lograr un enfoque más consciente con la vida.

Al alejarnos de la sensación de urgencia impulsada por la dopamina, nos permitimos vivir de una manera más auténtica y con intención. El slow living habla de enfocarnos en actividades significativas y priorizar la calidad sobre la cantidad [...] comparte en su libro Productividad Tóxica [...]”

[...] Aquellos que puedan desarrollar habilidades para contraponerse a la necesidad de gratificación inmediata serán personas más realizadas y, en muchos sentidos, exitosas.

 

Pasividad, reducción de la capacidad de concentración y disfrute de actividades que requieren más esfuerzo, como la lectura o el tiempo de calidad en familia; uso compulsivo, dependencia, adicción; ansiedad y depresión. Es claro que el uso de las nuevas tecnologías tiene un efecto tremendamente negativo en las personas.

¿Por qué las seguimos usando?



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