DATO MATA RELATO
España, desde la caída de Franco, ha
sufrido al régimen democrático. Últimamente, incluso -y como es natural, pues
la democracia arrastra al marxismo- ha padecido un gobierno socialista, a manos
de Sánchez.
En España los marxistas, como de costumbre
y como han hecho en el Uruguay -tal cual hacen, en puridad, en todos lados,
pues forma parte de su estrategia corrosiva- han procurado cambiar, alterar,
deformar la Historia. El franquismo, en ese sentido, ha sido el blanco de los
ataques perpetrados por Sánchez y los suyos.
El RELATO marxista, entonces, se ha
ensañado contra Franco, arquetipo de gobernante probo, viril, cristiano. Mas el
DATO -objetivo y empírico- se lleva puesto al tal RELATO, y demuestra, de forma
incontrastable, que el verdadero problema no radicó, hace décadas, en el
franquismo, sino que lo padecen HOY los españoles a manos de su gobierno
antinacional.
Mientras Franco industrializó a España y la
dotó, verbigracia, de soberanía energética; la democracia, el marxismo, Sánchez,
la han sumido -ad litteram- en la obscuridad. El DATO MATA AL RELATO, como dice
el vulgo.
BRUNO ACOSTA
El Gran Apagón: del experimento pandémico al colapso
energético
Por Javier García Isac
29/04/2025
Fuente:
“El Español Digital” (CLIC AQUÍ)
Hoy, lunes, la realidad ha atropellado a la propaganda. Un gran apagón ha paralizado España. Gibraltar y Marruecos nos ofrecen ayuda!!, está es la España de Sánchez, la España del Siglo XXI. España sumida en el caos, industrias detenidas, hospitales con generadores de emergencia, comunicaciones interrumpidas. Y mientras tanto, el Gobierno de España, el peor en el peor momento, seguía vendiéndonos humo verde y promesas de una “transición ecológica” que no es más que el barniz ideológico de nuestra ruina.
Llevan años llamándonos “negacionistas” por advertirlo.
Nos insultaban por decir que el cierre de las centrales nucleares era un
suicidio económico. Nos tildaban de «retrógrados» cuando defendíamos la
soberanía energética, la autarquía razonable, la seguridad nacional. Ahora,
cuando el desastre se ha consumado, callan o se limitan a balbucear excusas.
El apagón de hoy no es casualidad ni accidente. Es la
consecuencia lógica de décadas de políticas suicidas dictadas desde despachos
globalistas y aplicadas dócilmente por nuestros títeres nacionales. Es el fruto
maduro de la Agenda 2030, de las “cumbres climáticas” financiadas por los
mismos que especulan con nuestra miseria, y del fanatismo verde impuesto a
golpe de censura y represión.
La pandemia fue el primer ensayo general. Durante meses se
ensayó el control social, la obediencia ciega, la disolución de las libertades
básicas bajo la excusa de la “emergencia sanitaria”. No era por nuestra salud:
era por nuestro sometimiento. Aquellos que entonces ya sabíamos que el virus
era la excusa para otra cosa, fuimos ridiculizados, amenazados, silenciados.
Después vino la moda del «kit de supervivencia»: tiendas
que vendían paneles solares, generadores de gasolina, pastillas
potabilizadoras, víveres de emergencia. Una industria entera creció sobre un
miedo no explicado del todo, pero cuidadosamente alimentado. ¿Qué esperaban que
viniera? ¿Qué sabían ellos que no nos decían? Hoy tenemos la respuesta.
Ahora, el Gran Apagón. Un reseteo orquestado. Una
sacudida para terminar de romper el mundo que conocíamos y justificar el nuevo
orden de escasez, pobreza y dependencia. Porque quien depende para comer, para
calentarse, para trabajar, ya no es libre. Nos quieren pobres, asustados,
sumisos. Nos quieren zombis energéticos, pidiendo permiso para encender la luz.
¿Y el Gobierno? Inútiles. Traidores. Criminales. Mientras
nos vendían cuentos de molinos de viento y placas solares, cerraban las
centrales nucleares que garantizaban nuestra soberanía energética. Mientras nos
cantaban la nana climática, hipotecaban nuestro futuro al gas argelino, al
viento caprichoso y al sol impredecible. Nos decían que la energía verde nos
salvaría. Nos han condenado a la oscuridad.
Hoy ha sido solo un aviso. Si no reaccionamos, el próximo
gran colapso será definitivo. Vendrá el hambre, vendrá la violencia, vendrá la
ruina. Y no podremos decir que no estábamos avisados.
El verdadero “negacionismo” no era el nuestro: es el
suyo. Negaban la evidencia de que sin energía estable no hay economía ni
civilización posible. Negaban la verdad de que la autosuficiencia energética es
cuestión de supervivencia nacional. Negaban que jugar con el futuro de su
pueblo para agradar a las élites globales era un crimen de Estado.
¿Y ahora? Ahora toca resistir. Decir basta. Exigir
responsabilidad. No permitir que los mismos que nos llevaron a esta situación
nos vendan la solución mágica que nos convertirá en esclavos energéticos de por
vida. Porque si hoy el mundo se ha apagado, ha sido por su culpa. Y si no lo
impedimos, mañana apagaran también lo que queda de nuestras libertades.
Hoy se ha ido la luz. No permitamos que también se apague
España.
El gobierno de El Generalisimo Francisco Franco se intentaba basar en la mayor medida posible en la autarquía. En la medida de que los 'buenos' que ganaron la IIGM lo permitían.
ResponderBorrarDe todos es sabido la construcción de los pantanos durante el régimen; al terminas este en 1975 había 42 más proyectados que nunca se llevaron a terminó, es más, ahora con el timo de la transición ecológica están destruyendo muchos de los que hay.
En 1973 tras una visita del masón Kissinger fue asesinado el ministro de la gobernación el Almirante D.Luis Carrero Blanco, la carrera nuclear Española, el proyecto Islero sobre estudio de energía atómica para uso militar quedó cortado de inmediato, también se frenó el uso civil; con la democracia llegó el -nuclear? No gracias- y la manipulación a la opinión pública nos dejó sin construir nuevas centrales nucleares.
El borrado de la memoria histórica. La memoria del régimen que derrotó al comunismo, está siendo borrada.
Con la demonio-cracia y la entrada en la Des-Union- EuropeDa se desmanteló la industria Española, se fue privatizando todo, todo, y ahora la energía de nuestra Nación, nos la suministran empresas privadas.
Creo que en breve tiempo serán ellos los que deban borrar su paso por la jefatura de España, si es que España aguanta sin ser destruida.