Nuestro amigo argentino Alejandro Sosa Laprida (ver su blog AQUÍ), en correo electrónico que difundió recientemente, trajo a colación la siguiente cita del judío Rothbard, “fundador del anarco-capitalismo y maestro de Javier Milei, quien le profesa pública admiración (uno de sus perros clonados se llama así en su honor)”.
Concretamente, en esta cita se refiere a la “venta de niños”(!!!!!):
"Si un
padre puede tener la propiedad de su hijo (dentro siempre del marco de no
agresión y de libertad de abandono del hogar), puede transferirla a terceros.
Puede dar al niño en adopción, o puede vender sus derechos sobre él en virtud
de un contrato voluntario. En suma, tenemos que enfrentarnos al hecho de que en
una sociedad absolutamente libre puede haber un floreciente mercado libre de niños. Esto suena a primera vista a cosa
monstruosa e inhumana. Pero una mirada más atenta descubre que este mercado posee
un humanismo más elevado. Debemos empezar por reconocer que existe ya de hecho
este mercado infantil, sólo que, dado que los gobiernos prohíben vender los
niños por un determinado precio, los padres se ven ahora obligados a
entregarlos a centros de adopción de niños libres de cargas. Y esto significa
que el mercado de niños existe, sólo que el gobierno ejerce un control máximo
de los precios hasta reducirlos a cero y que restringe, además, las operaciones
mercantiles a unas pocas agencias privilegiadas y, por tanto, monopolistas. El
resultado ha sido un mercado típico, en el que al rebajar el gobierno los
precios del artículo muy por debajo de los del mercado libre, se produce una
gran «escasez» de bienes. La demanda de bebés y niños es de ordinario muy
superior a la oferta. Asistimos diariamente al espectáculo de la tragedia de
personas adultas a quienes agencias de adopción tiránicas y fisgonas les niegan
el gozo de poder adoptar un hijo. Se da a la vez una amplia demanda
insatisfecha de niños por parte de adultos y parejas y un elevado número de
excedentes, de niños no deseados, desatendidos o maltratados por sus padres. Si
se permitiera el mercado libre de niños, se eliminaría este desequilibrio y se
llevaría a cabo una transferencia de bebés y de niños desde padres que no los
quieren o no los cuidan a padres que desean ardientemente tenerlos. Todos los
implicados: los padres biológicos, los niños y los padres adoptivos que los
compran saldrían ganando en este tipo de sociedad." - La ética de la libertad, cap. 14, p. 144/5 - Fuente: https://etica.uazuay.edu.ec/sites/etica.uazuay.edu.ec/files/public/uazuay-etica-etica-de-la-libertad.pdf
La aberración del
liberalismo hecha patente en una sola, mísera y vomitiva frase. Los niños, los
seres humanos, concebidos como mercancías. Los deberes hacia el prójimo –y ni
que hablar, hacia Dios- desaparecidos en aras de la zoológica ley del egoísmo.
Parafraseando a Maurras, diremos que EL LIBERALISMO ES EL MAL, EL LIBERALISMO ES LA MUERTE.
Ver
AQUÍ un artículo que le dedicamos a un libertario de moda, Nicolás Morás.
Ver
AQUÍ uno dedicado a Benegas Lynch, otro gurú del orate Milei.
Recomendamos,
en general, todas nuestras entradas con la etiqueta “LIBERALISMO”.
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