Creíamos que nos
estaba chanceando; que el esperpéntico sujeto, de nombre Daniel Caggiani,
estaba haciendo una puesta en escena humorística, de época, situada en la
década del sesenta. Que se decía “tupamaro”, es decir, cruel terrorista que
asoló al Uruguay, en broma –si cupiese-; que figuraba a su izquierda una
esotérica estrella de cinco puntas -vinculada al movimiento terrorista- para
hacer aún más verosímil el acting.
Pero no: hablaba en serio.
Con sus
populacheras mangas de camisa, su termo y su mate y su lamentable retórica, el
orate leyó un panfleto de los tupamaros -¡hoy, plano siglo veintiuno!-
conmemorando la muerte de aquél enfermo, corrupto y padre de corruptos, “Bebe”
Sendic.
El caso haría las
delicias de algún psicólogo freudiano. ¿Se puede estar tan desorbitado? “Seguimos teniendo en frente al
imperialismo, a la rosca bancaria y a las empresas transnacionales”,
sentenció Daniel el Travieso, pichón de mujicas y de huidobros, rancios
personajes, si los hay. ¿No se enteró que el Frente Amplio –que él integra-
estuvo quince años en el poder, y que hizo todo lo contrario? El Frente rojo se
refociló con el imperialismo, la “rosca bancaria” y las empresas
transnacionales. Piénsese en la bancarización forzosa, en la extranjerización
de la tierra, en la firma con la transnacionalísima UPM, entre otros muchos
ejemplos.
¿De qué combate
hablás, Danieito?
“La soberanía nacional, la tierra, la deuda, la banca […]” siguió vociferando el Travieso, sin que se le moviera un pelo…
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