En la línea de lo que infructuosamente publicáramos AQUÍ hace algunos meses, deseábamos, desde las ignotas páginas de esta revista, realizar nuevamente un llamado a las Fuerzas Armadas de nuestra patria.
La fiscal de Corte, Mónica Ferraro, quien sufrió un
atentado narco hace algunos días, ha afirmado que los fiscales “tienen temor”,
que los narcotraficantes “van a empezar a tratar de coimear y amenazar a
fiscales”, que “las organizaciones [criminales, narcotraficantes] han
penetrado el Poder Judicial” y también “otros lugares [del Estado]”,
etc. (“El País”, 31 de octubre de 2025).
El narcotráfico, pues, ha tomado al Estado uruguayo. ¿No está en juego, con esto, la seguridad y supervivencia de nuestra
Nación? ¿No es momento de que los militares reaccionen?
“La Fuerza Militar […] no es una fuerza ciega y muda; no
es un instrumento pasivo de la autoridad civil, sea cual fuere su conducta en
orden a supuestos intereses de la Nación; tampoco le debe sumisión
incondicional al sistema político adoptado en un momento dado […] Es, por
el contrario, la reserva política obligada en el caso de crisis grave de la autoridad
legal o de probada inoperancia del sistema frente a una amenaza que
compromete la existencia misma de la Patria […]” (Jordán Bruno Genta, “Guerra Contrarrevolucionaria”).